Su padre, José González Málaga, fue el fundador y primer director del Diario Correo de Arequipa. Esteban González es un periodista arequipeño que ha triunfado en Europa, aquí sus impresiones en una entrevista apurada a su paso por Arequipa.
¿Cómo se inicia en el periodismo? Mi abuelo, Adolfo González –que llegó a Arequipa en 1920, donde se casó con mi abuela, Filomena Málaga, que era de Yarabamba–, fundó una librería, La Moderna, en el Portal de Flores de la Plaza de Armas y que importaba revistas de la Argentina. Por eso mi padre, fundador del diario Correo de Arequipa en 1962, fue periodista y yo seguí sus pasos. Estudié dos años de derecho en la UCSM y luego me pasé a la Universidad de Lima para estudiar comunicaciones. En 1981 comencé a trabajar en La Prensa, que dirigía por entonces Arturo Salazar Larraín. Tuve como compañeros a Pablo Cateriano, Federico Salazar, Iván Alonso, Jaime Bayly, Roberto Quiroz. Luego estuve en El Comercio hasta 1986, bajo las órdenes de Juan Paredes Castro. En el 1984 la ONU me dio una beca para asistir a la Asamblea General en Nueva York. Desde 1986 vivo en Madrid y desde 1997 trabajo para la revista Política Exterior como analista de política y economía internacionales. No me puedo quejar. He publicado dos libros en España y ganado también dos premios de periodismo.
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¿Puede hablarnos un poco de su papá, fue el primer director del diario Correo y además tienes tíos, también periodistas? Mi papá trabajó en La Prensa en los años 50 cuando la dirigía Pedro Beltrán, que lo envió a hacer un curso de periodismo revisteril en la Universidad de Columbia en Nueva York, donde yo estuve también, cuando me dieron el premio de periodismo del Citibank que incluía un seminario en Columbia. Fue compañero en La Prensa de Enrique Chirinos Soto, Jacobo Rey Elmore, Luis Rey de Castro, Mario Castro Arenas y otros notables periodistas de su generación. Hablaba varios idiomas –inglés, francés, italiano, alemán. En 1962 Lucho Banchero Rossi lo buscó para que fundara Correo en Arequipa, como parte de la cadena de Epensa. Fue un golpe de suerte para todos nosotros. Somos cuatro hermanos y una hermana, Chapi. Además de haber nacido en Arequipa, ese giro en la carrera de mi padre nos permitió crecer en nuestra querida Ciudad Blanca, que mi padre adoraba como pocos. Uno de sus textos (que te adjunto) figura en el Pasaporte Diplomático Arequipeño. Mi tío, Oscar González Málaga, es también periodista y sigue viviendo en Arequipa. Nunca se fue.
Tiene un hermano que también destaco en Europa, ¿dónde escribe ahora? Mi hermano, José, vive en Nueva York desde 1991. Tiene un Ph.D. en relaciones internacionales, también en la Universidad de Columbia, que está extrañamente unida a todos los periodistas de mi familia. Él comenzó a trabajar como periodista, en Caretas en los años 80, con Gustavo Gorriti, y en los mejores años de Enrique Zileri. Pero desde que salió de Columbia, comenzó a trabajar en Wall Street, en bancos y fondos de inversión. Actualmente co-dirige uno de ellos, ECG Asset Management. Aunque el oficio no lo ha perdido. Hoy hace un podcast en Lima con Oscar Díaz.
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¿Qué libros publicóo en su trayectoria como periodista? La ‘Encrucijada peruana: de Alan García a Fujimori’ (Madrid, Cedeal, 1993), sobre el primer gobierno de García y la campaña presidencial de 1990 y “De la conquista a la globalización (Madrid, Política Exterior, 2006, y Lima, UCSUR, 2009), una historia sobre la formación de las naciones y los nacionalismos en América Latina. Me dice Rubén Collazos que la UCSM podría publicarme ese primer libro, inédito en el Perú. Ojalá. Sería una magnífica oportunidad para regresar a Arequipa y hacer conocer mejor mi trabajo en mi tierra. Es también posible que regrese a Arequipa para colaborar en la escuela de ciencia política de la UCSM. Sería una forma de pagar la deuda que tengo con Arequipa.
¿Qué le dirias a los periodistas jóvenes? Qué pese a los problemas actuales de la profesión, yo sigo convencido que es la más hermosa que existe. Pero hay que abordarla siempre con vocación de servicio público. Rzyzard Kapuzcyinski, uno de los más grandes periodistas del siglo XX, decía que el periodismo no es una profesión para cínicos.