Esther Marchán, docente y escritora. Foto: Cortesía.
Esther Marchán, docente y escritora. Foto: Cortesía.

POR: SARKO MEDINA

Esther Marchán nos habla sobre “Confitería de palabras”, su asociación cultural que nació como club de lectura infantil, el innovador proyecto “Artesanos de las palabras con Tup Muchik” y su trabajo con editoriales cartoneras en escuelas de La Libertad.

¿Cómo nació “Confitería de palabras”? Confitería de palabras es una asociación cultural. En 2019 nace como un club de lectura y escritura creativa dirigido a público infantil para compartir lecturas sostenibles, alineado a los cinco pilares de la EDS (Educación para el Desarrollo Sostenible). Me inspiré en las historias del escritor británico Roald Dahl, quien desde su infancia tenía fascinación por los dulces. La lectura, al igual que los dulces, es un disfrute: con cada libro vamos saboreando palabras. En 2020, cuando teníamos un plan estratégico para iniciar en parques, nos sorprendió la pandemia. Nos reinventamos gracias a la tecnología y el club ya no solo estaba orientado a la infancia, sino para público juvenil. Nos reuníamos dos veces por semana en Zoom para conversaciones literarias. Confitería de palabras pudo llegar hasta Chile y ahora somos una asociación cultural registrada en RENTOCA.

¿Qué hace especial al proyecto “Artesanos de las palabras con Tup Muchik”? Se basa en una metodología innovadora reconocida por FONDEP, implementada en el Jardín 2178 “Tesoritos de Jesús” UGEL 02 en La Libertad. Combina el enfoque intercultural y ecología integral con estrategias creativas para desarrollar competencias comunicativas en estudiantes del II Ciclo de Educación Inicial. La metodología se centra en el uso del “Tup Muchik” (Caballito de totora), un títere interactivo que invita a los niños a participar en conversaciones literarias respetuosas, juegos lingüísticos, dramatización de mitos locales y talleres de creación de relatos. Revaloramos la cultura ancestral y la ecoliteratura a partir de la creación de ecohéroes, reflexionando sobre la sabiduría ancestral y generando literatura escrita por niños.

¿Cuál es el impacto real de las editoriales cartoneras en las escuelas? Formar lectores y escritores competentes como un derecho. Desde la primera infancia permite respetar sus propios códigos escritos, dando protagonismo en sus aprendizajes y valorando sus aportes a la sociedad, ya que sus textos literarios son publicados de manera artesanal a la comunidad. Fomenta el pensamiento crítico reflexivo, la creatividad y la democratización del libro y la lectura, así como la cultura escrita y del emprendimiento mediante la primera editorial escolar infantil en la región La Libertad.

¿Qué significa tener sus libros traducidos al awajún y quechua? Marcar un hito en el corpus literario de revalorar nuestras raíces. Somos un país multicultural. Traducir mis obras al awajún y quechua es tejer puentes, hacer sinergia entre culturas de lenguas vivas con igualdad de oportunidades.

¿Cómo integra la cultura de paz en sus talleres de escritura? Por medio de una escritura respetuosa. Primero conversamos de manera amigable, conviviendo en armonía. Se brinda la confianza necesaria para expresar ideas, sentimientos y opiniones. Desarrollamos la empatía y pensamiento crítico para dar voz a lo que piensan del mundo y, por medio de la escritura, podamos repensar el mundo que imaginamos vivir y transformar.

PERFIL

Esther Marchán. Fundadora de “Confitería de palabras”, asociación cultural registrada en RENTOCA. Creadora del proyecto “Artesanos de las palabras con Tup Muchik”, metodología reconocida por FONDEP e implementada en jardines de La Libertad.

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