Shiomara de 15 años y Danira de 7 tienen solo un celular para las labores virtuales. (Foto: Carmen Meza)
Shiomara de 15 años y Danira de 7 tienen solo un celular para las labores virtuales. (Foto: Carmen Meza)

La conectividad ha sido y sigue siendo el principal problema para que los estudiantes puedan asistir a sus labores diarias.

De acuerdo al reporte del aplicativo Yawi, el 2020 terminó con 9 mil escolares no contactados, y otro grupo de mil se comunicaron con sus docentes los últimos meses del año, pero de manera irregular. A pesar que las autoridades de educación tuvieron tiempo para solucionar este problema la realidad muestra que la situación continúa.

En un rápido recorrido por las más de 12 asociaciones de vivienda de la Autopista Arequipa-La Joya, encontramos un escenario preocupante donde los estudiantes están olvidados y dejados a su suerte.

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Reclaman presencia de autoridades de educación

El presidente del Frente de desarrollo de los pueblos de la autopista Arequipa-La Joya, David Paredes, dijo que en esta zona cada familia tiene de dos a tres hijos y para asistir a sus clases usan un solo celular, en otros casos no tienen servicio de energía eléctrica y deben pedir a los vecinos que tienen paneles solares que les carguen los equipos toda la noche para poder usarlos al día siguiente, otro numero no cuenta con internet o este es deficiente.

“Creo que las autoridades de educación deben venir y ver de cerca la realidad. Desde el año pasado nunca hemos visto a algún especialista de la gerencia de educación,. ni directores de colegio y menos docentes. ¿Quién se va preocupar por nuestros estudiantes?, es triste darse cuenta que los han dejado a la deriva ya que los padres de familia poco podemos hacer porque la enseñanzas es diferente a lo que nosotros aprendimos”, comentó.

En la asociación Primavera los pobladores no tienen electricidad y con esfuerzo lograron comprar un motor que les dotaba del servicio de luz 6 de la tarde a 11 de la noche, pero hace un mes se malogró y los 150 estudiantes fueron los más perjudicados porque ahora deben cargar sus celulares en las pocas viviendas que tienen paneles solares.

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“Con estos problemas nuestros hijos no pueden estudiar, creo que los únicos perjudicados son ellos porque los profesores solo dan las tareas y no les importa como las hacen”, dijo una madre de familia de dicha asociación.

Dos hermanas con un solo celular

Julia Ruelas Cabana tiene dos hijas, Shiomara de 15 años y Danira de 7, ella vive en la asociación Las Lomas en una habitación de bloquetas. Solo tiene un celular para que las dos puedan asistir a clases y los vecinos le han cedido internet.

“En las mañanas vendo desayunos y luego vengo a casa para cocinar mientras ellas estudian, pero no puedo ayudarlas porque yo no termine el colegio. Los profesores dejan las tareas pero muchas veces mi hija mayor no entiende y debe ir a buscar a otras compañeras para hacerlas y eso es riesgoso”, comentó.

Shiomara esta en 4° de secundaria y esta preocupada porque asegura que la enseñanza no es igual que cuando iba a clases de manera presencial. Tener un celular de baja gama no le permite acceder a algunas aplicaciones y por otro lado el almacenamiento es limitado.

“No es lo mismo que ir a las aulas porque no puedo atender y si tengo dudas a veces es complicado preguntar porque los profesores avanzan y al final nos dejan las tareas y solo les importa que las entreguemos a tiempo. Creo que no estoy aprendiendo como me hubiera gustado” dijo.

Julio(13), Jean Paul(7), Geral(6) y Yazmín(5) viven en la asociación Primavera donde no tienen energía eléctrica y hay problemas con el internet.
Julio(13), Jean Paul(7), Geral(6) y Yazmín(5) viven en la asociación Primavera donde no tienen energía eléctrica y hay problemas con el internet.

Cuatro estudiantes sin luz y sin apoyo

En la asociación Primavera en una sola vivienda encontramos a cuatro estudiantes: Julio(13), Jean Paul(7), Geral(6) y Yazmín(5). Ellos estudian en diferentes colegios pero solo tienen dos celulares así que los menores esperan que los mayores hagan labores para luego revisar el avance del día y hacer las tareas.

Sus padres trabajan diariamente así que se quedan a cargo de su abuela Maximiliana Mendoza Puma quien trata de ayudar, pero solo puede vigilar que estén en clases por que no entiende lo que explican los profesores.

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“Como soy el mayor tengo que apoyar a los más pequeños porque no hay nadie más que lo pueda hacer. No tenemos luz así que todas las noches una vecina nos carga los celulares. Nunca ha venido algún profesor para ver como estamos, esto no es igual que ir al colegio porque no estamos aprendiendo solo nos piden que hagamos las tareas”, comentó Julio.

En este sector tienen problemas con el servicio de internet así que algunos días no asisten a sus labores y luego deben ver la forma de obtener las tareas.

Gregoria Ccarita Ccarita  es invidente y tiene dos hijos y dos nietos a su cargo: Rocío(14), Linsay(7), Sheyla(6) y Pedro(9). Pide que las autoridades  de educación la visiten para que vean su realidad.
Gregoria Ccarita Ccarita es invidente y tiene dos hijos y dos nietos a su cargo: Rocío(14), Linsay(7), Sheyla(6) y Pedro(9). Pide que las autoridades de educación la visiten para que vean su realidad.

Una madre invidente frustrada por no poder ayudar a sus hijos

En la Asociación de Minusválidos Físicos Vida Arequipa (AMIFIV) vive Gregoria Ccarita Ccarita quien es invidente y tiene dos hijos y dos nietos a su cargo: Rocío(14), Linsay(7), Sheyla(6) y Pedro(9).

“Nosotros tenemos una olla común en mi casa donde hay 15 niños de 7 familias. No contamos con energía eléctrica así que usamos los paneles para cargar los celulares, pero solo sirve para usar algunas horas. La mayor que es Rocío tiene que ayudar a los más pequeños porque yo no puedo mirar. Esta forma de estudiar sinceramente no es buena porque no aprenden”, dijo Gregoria.

Ella hizo el pedido para que los profesores visiten a los estudiantes de sus aulas y puedan ver como están estudiando porque todos no tienen las mismas condiciones.

Todas las tardes los niños se juntan en el patio donde tienen una mesa y tratan de aprovechar la luz del día para avanzar sus tareas porque al caer la noche no hay luz. “A pesar que estamos en la ciudad nos sentimos olvidados porque no llegaron celulares ni tablet para los niños”, comentó la madre de familia.