El "agro sí, mina no" no es un referente regional en Arequipa. Foto: Difusión.
El "agro sí, mina no" no es un referente regional en Arequipa. Foto: Difusión.

El conflicto entre minería y agricultura no está presente como uno de los mayores problemas de la región. De acuerdo a un reciente estudio de opinión pública, a penas un 2% refirió este tema como un asunto de interés, entre otros que cobran mayor importancia, como la inseguridad, corrupción, desempleo, inmigración, incompetencia de las autoridades.

En bajo porcentaje (2%) se ubican la falta de recursos para seguridad, bajas remuneraciones, acumulación de basura, recesión, conflicto minero y, violencia familiar o de género.

Encuesta sobre principales problemas regionales, en estudio de opinión de UCSM. Foto: Captura de pantalla.
Encuesta sobre principales problemas regionales, en estudio de opinión de UCSM. Foto: Captura de pantalla.

RESULTADOS

Se trata de un análisis efectuado por la Escuela de Publicidad y Multimedia junto a la de Ciencia Política y Gobierno de la Universidad Católica de Santa María, en el cual se recogieron encuestas aplicadas en 1400 casos en la provincia de Arequipa, Camaná, Caylloma, e Islay, datos que se complementaron con el análisis en grupos de discusión con voluntarios y de donde se pudo desprender que, pese a las recientes manifestaciones en contra del proyecto minero Tía María en Islay, este asunto no está considerado como uno de los de mayor relevancia regional, aunque sí se obtuvieron comentarios relacionados con la necesidad de proteger el campo como una estrategia para el desarrollo armónico de la actividad agrícola y la minera, que sí se considera posible.

Según detallan los investigadores, en términos de opinión pública, es propicio el desarrollo minero responsable, al entender su importancia en la economía regional, sin perder de vista una necesidad real para ver mayores beneficios para los ciudadanos, como empleo local desarrollo sostenible y ejecución de obras.

En este sentido, es importante que las empresas mineras comprendan que deben estar de la mano con el Estado, no solamente para el impulso de proyectos, sino para el control debido, la transparencia y, sobre todo, la distribución de beneficios.

IMAGEN SOBRE EMPRESAS MINERAS

En este estudio se preguntó abiertamente qué imagen tienen sobre las empresas mineras. Los resultados demostraron que esta es, entre buena y muy buena, en un 61%, en tanto que entre mala y muy mala, los porcentajes se dividen en 35 y 3%, respectivamente. Una cosa curiosa es que, cuando se les pregunta sobre la actividad minera ilegal, el 60% opina que debe prohibirse, pero un 31% considera que se debe permitir “porque genera empleo”.

En este sondeo, se destaca que una de las razones para esta buena predisposición hacia la minería radica en su importancia económica, al considerarla una fuente de empleo formal, bien remunerado y como motor de desarrollo

No obstante, apunta el estudio “las clases medias y altas tienden a valorar la minería como un componente estructural del desarrollo regional (...) En esos segmentos, se habla más de sostenibilidad, tecnologías limpias y responsabilidad corporativa. La valoración no pasa tanto por beneficios personales inmediatos, sino por el lugar estratégico que ocupa la minería en la economía regional. Es una mirada más técnica, más distante, pero también más estable en el tiempo”.

Pero, en sectores populares, el respaldo está más bien vinculado a los beneficios directos y concretos, como el apoyo a los programas sociales o a las obras de mejoramiento de escuelas o centros de salud. Siendo así, es lógico que los encuestados también consideren que no es necesario cobrar más impuestos, sino cuidar en que los beneficios se vean plasmados en obras públicas. La mayoría de las críticas se enfocan en la gestión del Estado en cuanto a la distribución de estas riquezas.

Entre los aspectos negativos, apunta el estudio, mencionan que la minería “fomenta el consumismo” en la sociedad local y cierta ambición material. Asimismo, se criticó “la falta de interés del sector minero en fomentar o apoyar otras actividades productivas”: hay quien siente que las empresas mineras podrían invertir más en el desarrollo de las comunidades o en diversificar la economía regional (por ejemplo, apoyo a la agricultura o industria local). Y un punto donde sí hay preocupación ambiental: aunque reconocen que la minería moderna contamina menos que la informal, varias personas icreen que “la minería contamina inexorablemente”. Esto demuestra falta de información.

Finalmente, al preguntarles sobre la imagen de empresas como Cerro Verde y Southern, es para esta última a donde se dirigen más observaciones, pese a que ha desarrollado acciones sociales. Aún quedan ideas como: “debería lavarse la cara por lo que ha hecho en México y EE. UU.”, lo mismo que el temor hacia una posible contaminación en el lugar de influencia.

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