Fiesta de las Almas en el distrito de Cayma. Foto: GEC.
Fiesta de las Almas en el distrito de Cayma. Foto: GEC.

Una celebración con más de 300 años años de historia y legado aún se preserva en Arequipa, especialmente en el distrito de Cayma. Se trata de la Fiesta de las Almas, una de las tradiciones más antiguas y significativas que busca honrar a los difuntos y mantener viva la memoria de los seres queridos que ya no están con nosotros.

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Cargada de misticismo y devoción, transporta a los caymeños en el tiempo de las comunidades de ascendencia Colla, en el que la muerte no significaba el final de la vida, sino la continuación de la memoria.

RITUAL ANCESTRAL

Desde el cementerio de Cayma, la fiesta comenzó ayer con el “escarbo de huesos”, un ritual en el que se recogen los huesos que se encuentran en el cementerio y se cubren con pétalos de flores. Luego, se lleva a cabo una procesión para el velatorio respectivo, seguida de una misa por los difuntos.

“En el escarbo se junta los huesitos que se encuentran y se ponen en el cajón, se lleva velar y al día siguiente (hoy) en lo la misa a las 12 del día en la iglesia de Cayma. Se termina y volvemos a retornar y lo enterramos. Por último, este miércoles 4 se hará el descaique que será a las 2 de la tarde en el cementerio”, resaltó Blanca Marta Huvidia Zuñiga, integrante de la comisión organizadora.

La tradición también incluye la participación de un personaje legendario conocido como San Gil de Cayma, un esqueleto que se cree que es el de un médico francés que ayudó a los campesinos de la zona.

Aunque la fiesta ha ido disminuyendo con el tiempo, tras la iniciativa de la Institución Educativa San Fernando y la Municipalidad de Cayma, se ha logrado mantener viva esta tradición. La Embajadora de Cultura por el Bicentenario Perú, Esperanza Alessandra Choque, también ha destacado la importancia de preservar esta tradición ancestral.

La “Fiesta de las Almas” es un ejemplo de la riqueza cultural y ancestral de la región, por lo que Blanca Huvidia resaltó la importancia de seguir reservando y honrando las tradiciones, que es parte de la cultura.

HISTORIA

Esta práctica se realiza desde el levantamiento de la primera capilla del pueblo, en 1545, con la llegada del credo católico. Se prohibió por un tiempo por la disposición del cura Zamácola, pero después de su fallecimiento, los pobladores retomaron el rito original, ahora enriquecido con nuevos símbolos, íconos y elementos. sagrados.

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