La abogacía como fuente literaria o viceversa es una de las búsquedas del escritor arequipeño Gary Marroquín. (Foto: Difusión)
La abogacía como fuente literaria o viceversa es una de las búsquedas del escritor arequipeño Gary Marroquín. (Foto: Difusión)

En su último libro, Gary Marroquín aborda diversos tópicos, sobre este y otros de sus quehaceres en la abogacía y la literatura nos habla en esta entrevista.

¿Fue difícil combinar la literatura con la abogacía?

De algún modo si, los abogados somos muy normativos, sujetos a ciertos dogmas jurídicos, en cambio la literatura te libera de esos corsés y te permite creas historias, imaginar escenarios, construir personajes con toda libertad, eso es lo interesante de la literatura, a diferencia de la abogacía que está sujeta a códigos, por ello suelo decir que este último libro es la suma de mi experiencia de vida más la imaginación.

Colaboras también en el libro Hasta que la muerte nos separe.

Sí, en realidad, el libro hasta que la muerte o el amor nos separe, es una antología del cual forme parte, a invitación de la editorial Quimera, una buena experiencia compartir con otros autores las vivencias sobre el amor.

Justamente el amor en tu narrativa ¿Qué significa para ti?

Significa mucho, el amor está presente en la mayoría de los relatos, hay varias miradas del amor en la narrativa, desde el protagonista que para conquistar el amor de una mujer tiene que transitar intensamente por el activismo político, hasta el amor platónico de un adolescente que años después hace realidad ese amor, otros son con desenlaces trágicos, como el relato “Ella”.

Veinte años atrás, ¿de qué trata?

Son doce relatos donde se conjuga el activismo político, el romance y algunos relatos de familia. Recreo de alguna manera mi fecunda actividad política por la que transité, cuando era un joven comprometido con el cambio social. En los años 80 estudiaba en la universidad y fue una época de mucha violencia política, eso me marco, por eso recreo algunas historias en ese contexto. Por otro lado, contextualizo algunas historias en Europa. “Ella” es un relato trágico desarrollado en Paris, “Contacto en Roma” es una historia de amor que se condensa en Roma, “Veinte años atrás” son viejas añoranzas en la paz Bolivia, respecto a este relato juego en pared por decirlo de algún modo, con un viejo bolero cubano, los párrafos del bolero, va acompañado con el relato. También contextualizo mi narrativa en diferentes lugares del país, “Un fantasma recorre el altiplano” es una historia descrita en Puno, lo mismo que “Aconcagua” en Ayaviri, “La otra Lima que conocí” es una historia en la Lima de los años ´80. Hay un relato un poco macabro, como aquel que se relata en “Una semana antes de muerte”. “In feliz travesía” son ocho breves historias de vida, de personas que abordan un bus interprovincial con una ilusión, pero con un destino fatal. Finalmente, un poco parafraseando el comentario que hace el gran Orlando Mazeyra sobre mi libro; nos traslada a épocas de extrema convulsión social e indocumentada felicidad. En este conjunto de historias viajamos por Sudamérica y Europa para recordar los primeros amores y también los más hondos desencantos: el barrio, los amigos, la universidad, la violencia, los fervores ideológicos, la vejez y los fracasos de seres anónimos que quizá se parezcan mucho a los lectores.

¿Cuáles son tus próximos proyectos?

Este último libro tiene mucha importancia para mí, porque supere algunas decepciones desde editores poco serios, hasta de una conocida artista gráfica. Digo que tiene mucha importancia no solo por el hecho de haberlo escrito, sino porque incursione en el mundo editorial, cree el sello editorial “Ahurá”. Bajo este sello, reeditare un libro que escribió mi padre, en memoria a el publicare su libro de “Gramática Quechua”, por otro lado, “El contrato” será mi próximo libro que lo tendré para inicios del próximo año.