Más de 200 ancianos de bajos recursos acuden a recibir sus alimentos, durante la pandemia el número de comensales llegó a los 300 por día. (Foto: GEC)
Más de 200 ancianos de bajos recursos acuden a recibir sus alimentos, durante la pandemia el número de comensales llegó a los 300 por día. (Foto: GEC)

Celestino Cori Cori, pese a vivir en el barrio de IV Centenario del Cercado de Arequipa, se levanta muy temprano y sale a las 7:00 horas para ser uno de los primeros en la fila para el comedor Santa Teresa de Calcuta y Beata Sor Ana de los Ángeles, que administra el Arzobispado de Arequipa.

Durante los dos años de pandemia por la COVID19, ante la falta de dinero para solventarse porque se agotaron sus ahorros, Celestino se convirtió en mil oficios, ser ambulante (vendiendo juguetes), ayudar a las familias con las compras, jardinero, electricista, cualquier cosa que necesite una vivienda.

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Celestino tiene dos hijos de 22 y 27 años, que actualmente no conviven con él, pues considera que ya están en buena posición económica y deben separarse. Durante el trayecto de su vida estuvo en muchos trabajos hasta que un día, en la época de Alberto Fujimori redactó un borrador, un proyecto de ley en beneficio del adulto mayor.

“Hago mi negocio, vendo juguetes, cualquier cosita, las cosas que necesitan, puedo traerlo. En la cuarentena no salía nadie, yo salgo. ¿Si me cuadran, me va a mantener el policía? Si se hace cargo de mí, ya pues, estoy cerrado. Yo tengo que buscarme mis recursos. Por todo sitio camino”, señaló Celestino.

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Cuenta que desde hace más de 30 años está luchando por el adulto mayor, ya que después de mucho tiempo espera que este grupo sea prioridad para el Gobierno, es decir, una buena pensión, exoneración del impuesto predial, medio pasaje en transporte público.

Es el mismo caso de Esther Portugal (63 años), quien desde muy pequeña trabajó en las chacras y al momento, por su estado de salud, ya no puede. Vive en Paucarpata y sus padres dependen de ella, es por eso que antes de bajar al comedor se asegura dejarles alimentos cocidos. Sin embargo, vive con el miedo de no regresar a su casa, pues alrededor de seis compañeros que veía en la cola, ahora ya no están.

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Se están perdiendo los caballeros, venían y algunas señoras a veces les dicen invítame y al ir con ellas ya no regresan. Ya han venido a preguntar, pero se han perdido, el 3 de mayo se han perdido tres caballeros, yo tengo miedo de venir hasta acá”, dijo Esther. Asimismo, sugiere que los alimentos sean entregados puntualmente, es decir, a las 12:00 horas, ya que muchos acuden sin haber ingerido nada durante la mañana.

Su amiga Emilia Flores Ochoa, natural de Acomayo Cusco, también es una adulta mayor que baja desde Villa Ecológica del distrito Alto Selva Alegre en combi o a veces a pie, cuando no hay pasaje para ser beneficiada con un plato de comida. Cuenta con nostalgia que perdió a sus hijos y a su esposo y ahora solo se tiene a sí misma. Emilia, quien viene desde el inicio la cuarenta, asegura que menos personas asisten al comedor. “Durante la pandemiahabía harto, de esta cuadra hasta la otra, ahora ya no hay. De lo que venían 300, ahora vienen 230″.

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Así como Celestino, Esther y Emilia, más de 200 personas tienen una historia que los llevó al comedor Santa Teresa de Calcuta y Beata Sor Ana de los Ángeles en la calle Santa Catalina. De acuerdo a la información del Arzobispado, en el día del Adulto Mayor se preparó un almuerzo especial para compartir con los 300 ancianos y discapacitados que a diario llegan hasta el comedor para recibir sus alimentos de manera gratuita.

La administradora del Arzobispado y responsable del comedor, Lucia Pastor de Chirinos, informó que esta labor se realiza desde hace once años a iniciativa de monseñor Javier Del Río Alba. “Hasta antes de la pandemia, el comedor atendía diariamente a 110 comensales. Sin embargo, gracias a la generosidad de los fieles y diversas instituciones, ha ido aumentando el número de atenciones. Nadie se va sin comer, gracias a Dios”, manifestó.

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Los almuerzos son preparados desde muy temprano y posteriormente empaquetados para entregarse, de lunes a sábado a las 12:45 p.m. Cada persona recibe una porción personal de almuerzo nutritivo, acompañado por una bebida, un postre o alguna fruta. El comedor está ubicado en la calle Santa Catalina 410 en el Cercado y las donaciones se reciben de lunes a sábado de 8 a 11 a.m. y por la tarde de 3 a 4 p.m. Toda ayuda es más que bienvenida.