Estudiantes de Huarcaya antes de ingresar a los salones. Foto: difusión.
Estudiantes de Huarcaya antes de ingresar a los salones. Foto: difusión.

En Huarcaya, el frío no solo cala los huesos: también evidencia el abandono. A más de 4,500 metros sobre el nivel del mar, en el distrito de Huaynacotas (La Unión), 140 escolares caminan cada día sobre la nieve, con los pies mojados, las mejillas enrojecidas y la voluntad intacta. Aprender, se ha convertido en un acto de coraje.

La escuela 40542 a la que llegan está envuelta por un paisaje blanco que, aunque hermoso, castiga. La nieve lo cubre todo: los techos, el patio, las ventanas. Las temperaturas han descendido hasta los -3 grados, y en las mañanas el hielo se adhiere al suelo y a los muros como una capa que no se despega ni con el sol.

El frío ha sido especialmente crudo este año. El agua se congela en los baldes, el aliento se escapa y se cuela entre las grietas como una cuchilla invisible. Sin embargo, los niños llegan puntuales, enfundados en chompas, chalinas y pantalones de lana, cruzando trochas heladas con la esperanza en sus mochilas.

“Doctor Rohel, construye nuestra escuela, que tenemos mucho frío”, repiten varios de ellos, con los labios partidos, pero con voz firme.

REALIDAD

La Institución Educativa 40542 resiste como puede. Cuatro ambientes han sido declarados no habitables por Defensa Civil, pero se siguen utilizando porque no hay más ambientes que puedan utilizar.

El patio, cubierto por la nieve, se ha vuelto impracticable. Aun así, los niños juegan. Saltan entre charcos congelados, como si el frío no doliera. El sol aparece pocas horas al día y no alcanza a templar nada. Los techos de calamina y las paredes rajadas convierten las aulas en refrigeradoras.

El albergue donde deberían dormir los escolares que viven lejos es aún peor. Construido con barro, piedras y calamina, tiene filtraciones en el techo y huecos por donde se cuelan el viento y la lluvia. Las camas no abrigan. El frío se instala por las noches y muchos estudiantes ya no pueden pernoctar allí por razones de salud y seguridad.

SIN AYUDA

Pese a la gravedad del contexto, ninguna autoridad ha enviado ayuda concreta. No han llegado frazadas, ni kits de abrigo, ni módulos térmicos. Solo promesas. “Hasta el momento no hemos recibido ningún apoyo, solamente nos dicen: manden su relación de estudiantes para ver si hay algún apoyo, y hasta ahorita nada”, lamenta el director Luis Alvarez.

Además del frío, los escolares de Huarcaya enfrentan otro problema: la larga espera por la reconstrucción de su escuela y albergue. El proyecto fue anunciado hace más de cinco años y tiene un presupuesto superior a los 16 millones de soles. Sin embargo, el expediente técnico sigue estancado y no se ha colocado ni una sola piedra.

Entre las trabas se mencionan la cercanía del terreno a una zona de bofedales y la falta de servicios básicos como desagüe o energía eléctrica. En 2023, se destinaron más de 200 mil soles para elaborar un nuevo expediente técnico, pero hasta la fecha no hay señales claras de avance ni rendición pública del dinero.

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