Javier Díaz Orihuela, exsenador de la República. Foto: Cortesía.
Javier Díaz Orihuela, exsenador de la República. Foto: Cortesía.

POR: BORIS DEL CARPIO

El exsenador por Acción Popular, Javier Díaz Orihuela, conoció a Mario Vargas Llosa en 1950, en el Colegio Militar Leoncio Prado y vivió lo que narra el autor en “La ciudad y los perros”. Años después, en el campo político, ambos coincidieron en la campaña electoral del Fredemo.

Ingeniero Díaz Orihuela, ¿en qué momento se jodió el Perú? La pregunta de Zavalita en “Conversación en La Catedral” la expresan, generalmente, quienes creen que antes todo era mejor. Yo siempre he sido optimista y es fácil comprobar que hoy transcurre la vida en mejores condiciones. Un ejemplo: cuando estudiaba en el Leoncio Prado, empleaba cartas para comunicarme con mi familia y amigos. Era difícil conversar por teléfono y casi nadie lo tenía en casa. Hoy, todos, ricos y pobres, lo tienen en el bolsillo y funciona casi como una computadora. Es inconmensurable la mejoría que trajo para mejorar la vida.

¿Qué influencia tuvo Vargas Llosa en política? Era un escritor fuera de serie y un magnífico intelectual. Lector empedernido, escritor sumamente disciplinado en su trabajo y apasionado político. En la Universidad de San Marcos, conoció el marxismo al integrar la célula comunista Cahuide, donde comprobó que las órdenes hay que cumplirlas sin murmuraciones. Experimentó que la autocracia era absoluta y renunció. Siendo admirador de la revolución cubana, se alejó por las torturas al poeta Padilla. Pese a los vituperios de escritores marxistas, criticó a los gobiernos golpistas que menosprecian el respeto al ser humano y estuvo muy comprometido en defender la libertad democrática, el Estado de derecho, especialmente en Latinoamérica. En esta radical posición coincidió con otros grandes: Jorge Luis Borges y Octavio Paz.

¿Qué sucedió con el Fredemo en la campaña de 1991? El Foreign Office me invitó a una exposición en Oxford, Inglaterra, de la doctora Rosemary Thorp, especializada en política económica de Perú. Entre las actividades, tenía un almuerzo con un diputado inglés. El funcionario que me acompañó, antes de ingresar al Palacio de Westminster, dijo: “Aquí a veces no está presente el congresista designado porque superponen compromisos, pero hoy tenemos no uno sino tres diputados”. Luego, hizo preguntas directas: “¿Cómo permiten que Vargas Llosa renuncie a la candidatura presidencial? Aquí, cuando viene el escritor, la primera ministra Thatcher, acompañada por Vargas Llosa, posa para las fotos. ¿Se dan cuenta de que, para Perú, en Europa, él tiene una llave de oro?” Contesté las preguntas con mi experiencia política, pues no conocía esa noticia. El problema de la alcaldía de Lima se resolvió nominando a Juan Incháustegui de AP como candidato y a Lourdes Flores, teniente alcalde. Hubo diferencias entre AP y PPC y hasta del propio Vargas Llosa, cuyo discurso fue transparente. Afirmó que diría la verdad de lo que haría en el poder. La situación económica era deplorable, con una inflación que en el gobierno aprista llegó a dos millones por ciento. “Tenemos que aplicar un absoluto sinceramiento económico, un ‘shock’”, sostuvo el escritor.

¿Participó Alan García en las elecciones de 1991? Sí, fue decisiva su oposición a Vargas Llosa. Ayudó al desconocido Alberto Fujimori, le dio un programa en el canal del Estado, “Concertando”. La inquina de García fue por la oposición del escritor a su proyecto de estatizar la banca. Lo anunció en el Congreso el 28 de julio de 1987. La mayoría aprista de la Cámara de Diputados lo aprobó. Los senadores de AP y los pepecistas, dimos una larga batalla. Vargas Llosa leyó un mensaje en canal 5 y generó la reacción en los ciudadanos que culminó en un gran mitin en la Plaza San Martín. García vio por televisión a Vargas Llosa y por su brillante discurso y la reacción ciudadana, dijo: “¡Este será el candidato a la presidencia, pero impediré que gane las elecciones!” Y cumplió su aseveración. Su oposición fue descarada, extraordinaria. Ya sabemos lo que pasó.

PERFIL

Javier Díaz Orihuela, político. Con la caída de Juan Velasco se volvió a la democracia con el triunfo de Fernando Belaúnde en las elecciones generales de 1980, convocadas por Francisco Morales Bermúdez, Díaz regresó a la política.

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