Juan Carlos Rodríguez Farfán, escritor y pintor arequipeño. Foto: Sarko Medina.
Juan Carlos Rodríguez Farfán, escritor y pintor arequipeño. Foto: Sarko Medina.

POR: SARKO MEDINA

Juan Carlos Rodríguez Farfán es un viajero impenitente que ha recorrido cuatro continentes en búsqueda de saberes ancestrales relacionados con las artes escénicas. Formado en Topeng (danza enmascarada de Bali), Kuchipudi (danza del sur de India) y Canto Tradicional Japonés con grandes maestros en sus países de origen, Rodríguez Farfán vivió más de 30 años en EuropaViviste más de 30 años en Francia.

¿Qué te trajo de vuelta a Arequipa? El deseo de contribuir a mi ciudad, a mi país. En estos treinta años he acumulado una importante experiencia. Un día apareció la evidencia que todo lo aprendido, ya sea en Europa, en Asia, en África, podía compartirse a través de proyectos culturales específicos. Cuando estuve de director de la Biblioteca Regional Mario Vargas Llosa en 2019 iniciamos un ambicioso proyecto cultural, pero lastimosamente estuve poco tiempo en el cargo.

¿Cómo dialogan las artes asiáticas ancestrales con tu teatro? De manera capital. Estudiando teatro en París, comprendí que lo mío era un teatro del cuerpo y las emociones dilatadas, teatro donde el actor es capaz de producir emoción hasta con un leve movimiento del dedo meñique. Las formas teatrales orientales son de una exigencia extrema, tanto en la técnica como en la búsqueda estética. En los montajes que realizo, intento adaptar a mi búsqueda personal estos aprendizajes.

Tu exposición “Sueño Precolombino” se presentó en Arequipa y Puno. ¿Qué buscas expresar en tu pintura? La modernidad de la iconografía andina, la originalidad de su cosmovisión y la necesidad de reconectarse con ese legado maravilloso. Lo que he hecho es una lectura personal de los enigmas dejados por nuestros antepasados. Con respeto, con fundamento asentado en un estudio escrupuloso, pero con los ojos del artista del siglo XXI que soy.

Estás preparando “Viejos Zorros”, adaptación de Arguedas. ¿Por qué llevar esta novela compleja al escenario ahora? Porque quisiera actualizar un valor que aparece en la novela y que sufre un proceso acelerado de deterioro en nuestra sociedad: la solidaridad. He recogido los capítulos consagrados a dos personajes: El Loco Moncada y Esteban de la Cruz. El primero, estibador afroperuano, descendiente de una familia de notables y que como manifestación de su desvarío sicológico, predica en las calles (con una alucinante lucidez), sobre la injusticia terrena, sobre el abuso de los poderosos y la hipocresía humana. El segundo, es un andino inmigrante que lucha para sobrevivir en la gran urbe, aquejado por la enfermedad de la mina que le ha carcomido los pulmones. Todo en principio debería separar a estos dos personajes y, sin embargo, los une una complicidad inquebrantable basada en la solidaridad, este valor tan venido a menos gracias al consumismo ególatra que domina al mundo.

Háblanos de tu último libro “El amor, un rito funerario”.  Es una novela que pone en relación el amor con la muerte. Explora el sentimiento del amor como generador de derivas peligrosas como son los celos, la envidia, y la humillación, en el contexto de una ciudad moderna y cosmopolita. La cohabitación de culturas diversas en un mismo espacio físico (como ocurre en París, donde está ambientada una parte de la novela), es una riqueza sin duda, pero igualmente puede ser un motivo de graves desencuentros e incomprensiones. El mundo de hoy es el resultado de sistemas políticos de invasión, colonización y descarada explotación. El ejercicio del amor tiene que lidiar con esta herencia ideológica y cultural que puede muchas veces resultar siendo trágica.

PERFIL

Juan Carlos Rodríguez Farfán. Nacido en Arequipa, radicó en Francia desde 1986 hasta hace poco. Realizó estudios de literatura en la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa, y de cine y teatro en la Universidad Saint Denis de París.

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