La peculiar picardía de la comparsa de La Tomilla
La peculiar picardía de la comparsa de La Tomilla

Alegría, color, música, pero sobre todo picardía, son algunas de las peculiaridades del Carnaval Loncco Tomillero.

Está conformada por más de 80 personas, entre mojigangos, músicos, cantantes y demás personajes. En el distrito de Cayma es una de las más antiguas y, según versiones de los vecinos, mantienen la esencia, ya que pasa de generación en generación desde el siglo XIX.

Guillermo Jesús Gaona Quiroz es el representante del grupo, él comenta que son autores de un promedio de 80 coplas, donde resaltan el uso de las palabras lonccas.

“Somos herederos de la tradición arequipeña, por eso nos esforzamos en cuidarla y evitar que se altere, ya que debe conservar su esencia. Nos distinguimos porque tenemos un toque especial de picardía en las creaciones de los versos que son elaborados de acuerdo a la ocasión, puede ser para enamorar a una dama, ridiculizar a una persona o burlarse de alguna autoridad”, explica.

Sin embargo, lamentó que la población arequipeña no conozca la historia de esta tradición, quizá ello se deba a la falta de interés de las autoridades y de las diferentes entidades para incentivar y organizar actividades donde se pueda lograr mayor difusión.

“La comparsa es algo que llena el corazón, es un derroche de energía y llega un punto en que te olvidas de todo. Es parte de nuestras vidas”, acotó.

Antecedentes. En marzo del 2013, la Municipalidad Distrital de Cayma publicó el libro Carnaval Loncco de Cayma, en esta edición, Zacarías Zeballos Colque, que tiene más de 90 años recuerda: “Las fiestas carnavalescas en La Tomilla se remontan a la última década del siglo XIX, tras la llegada de los hermanos Carlos y Francisco Vargas, quienes trabajaban en las salitreras del hermano país del Sur. Ellos, junto a Dionisio Cervantes, Francisco Cervantes, Mario Muñoz y a un grupo de jóvenes entusiastas del pueblo, organizaron la primera comparsa y activaron el Carnaval Loncco Tomillero.

En el mismo texto, Jorge Luis Flores Condori, comenta: “Hace años, si querías integrar una pandilla tenías que ganarte la confianza y sobre todo la identidad, para esto el alma bendita Fermín Paz alquilaba los trajes y se pagaba una inscripción. La pandilla salía de la plaza La Tomilla, visitábamos las picanterías. Recuerdo el Paraíso de Silvia, de la Caitana, Luz y Sombra, de Zenón Paz, de Victoria Abril”.

Junto a ellos, Adan Muñoz Castello, agricultor de La Tomilla recuerda: “Yo vivía el carnaval de esa forma. Salía una pandilla de La Tomilla, íbamos hasta arriba y nos dábamos la vuelta por Acequia Alta hasta Carmen Alto, de Carmen Alto a Yanahuara y ahí subíamos hasta Cayma. Nosotros íbamos disfrazados, pero con los trajes de mojigangos, de payaso directamente”.

En La Tomilla los pobladores viven orgullosos de esta agrupación y esperan que haya mayor apoyo de las autoridades para no perder la tradición.