“Puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la paz”, esto es lo que señala la Declaración de la Constitución de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
Para muchos, la frase puede resultar fuera de contexto, sin embargo, tal vez los sucesos de la última semana hagan que este sea el mejor momento para tomarla en cuenta, y para ello, basta una acción.
Un movimiento anónimo y silencioso comenzó a cobrar vigencia, precisamente en medio de los disturbios que sumieron en una ola de violencia a la ciudad durante el 12, 13 y 14.
“Arequipeños por la paz” es un colectivo ciudadano que surgió el jueves último haciendo eco a la voz de miles de pobladores que rechazan las confrontaciones entre manifestantes y policías, así como el daño a la propiedad pública y privada.
La propuesta fue simple, expresar el rechazo a la violencia con una vigilia que se efectuó esa misma noche en la plaza de Yanahuara.
COMO EL VIENTO. La iniciativa se difundió rápidamente por las redes sociales y algunos medios de comunicación; la convocatoria tuvo éxito. Cerca de un millar de personas, ataviadas con polo blanco y velas, llegaron hasta el punto de concentración con un solo objetivo: rechazar la violencia en todas sus formas.
Los lemas plasmados en cartulinas blancas expresaban este deseo y el mensaje se difundió rápidamente.
En 24 horas, la página de Facebook recibió más de 6600 “likes” ( me gusta) y se copió a otro tanto de usuarios de la red que a su vez lo transmitieron a sus afiliados (50 en promedio por cada uno).
Espacios similares como #SomosmasCadaDía” recibió así, tres mil 111 “likes”.
En todos los casos, el objetivo era el mismo, lograr la mayor adhesión de ciudadanos a una causa pacífica.
Los ejemplos sobran. “No a la violencia en Arequipa” es otro de los enlaces que se suma al colectivo visitado por un gran número de jóvenes universitarios que expresan libremente sus ideales.
Pero no lo hacen solo en las redes sociales. Los últimos días, grupos de anónimos colaboradores comenzaron a apoyar en el restablecimiento de los daños al ornato de la ciudad, colocando los adoquines que fueron retirados por manifestantes de las pistas, levantando basura y arreglando jardines y bermas en diversas calles. Simultáneamente, aparecieron otros movimientos destinados a llevar ayuda a los policías destacados en Islay y que permanecen en la zona desde hace varias semanas. Juntos, en dos días, superan las 15 mil adhesiones.
#2horasporlapaz, otra de las páginas de Facebook ya lleva más de 2580 miembros que a su vez copian el enlace en sus muros y lo comparten con sus conocidos. La cadena es cada vez más grande y ya comienza a cobrar fuerza en el discurso de la comunidad, evidenciado en las expresiones recogidas por los medios de comunicación.
“Cada uno de nosotros puede tener ideas u opiniones propias respecto a diferentes temas, pero nuestro objetivo es simplemente mostrar que queremos paz y que estamos cansados de polarizar posiciones y generar violencia”, señala el principal mensaje de este colectivo y que formó parte de la primera convocatoria en la plaza de Yanahuara.
“Basta ya de provocación y de conflicto”, es su lema.
En todos los casos, estos enlaces y páginas se caracterizan por no estar en contra ni en favor de la minería y se llaman así mismos “opositores a la violencia”.
EN LIMA. Pero la movida no es solo en Arequipa. Las redes sociales contribuyeron a llevar el mensaje por la paz en Arequipa hacia Lima, donde ayer un grupo de simpatizantes protagonizó una marcha en apoyo a la iniciativa.
La cita se efectuó por las redes sociales y tuvo lugar en el Parque Kennedy de Miraflores. Hasta las 17 horas de ayer, la página consignaban a 859 asistentes confirmados y 4890 invitaciones.
“Nuestra tierra está en estado de emergencia. No importa si estamos a favor o no de la minería, lo que importa es que paremos con la violencia y con la destrucción de nuestra ciudad. Nos juntaremos el sábado 16 a las 6:00 pm en el Parque Kennedy (frente a Mc Donalds) tratar de ir con polo blanco y velas.... Arequipa los necesita”, contenía la convocatoria a esta movilización
En todas las publicaciones se pueden ver las fotografías de las acciones emprendidas, las marchas de la plaza de Yanahuara (2), la acción de los jóvenes recogiendo los adoquines, etc. Los enlaces son inclusive promovidos por congresistas, como es el caso de Juan Carlos Eguren, quien comentó “todos por la paz, siguiendo el buen ejemplo de los jóvenes de Arequipa”.
pronunciamiento. Pero si de acciones cívicas se trata, esta no es la única iniciativa.
La “Declaración de Arequipa en Defensa de Arequipa y el Estado de Derecho; a los peruanos”, publicada en varios medios impresos de la ciduad y de alcance nacional, es otro ejemplo del rechazo a la violencia vivida en los últimos días.
En síntesis, el manifiesto que lleva firma de un centenar de personas considera seis puntos concretos:
El respaldo al movimiento cívico en defensa de la paz, las libertades y la democracia.
La exigencia para el restablecimiento y el respeto al Estado de Derecho.
Exigir a las autoridades “que pongan al descubrimiento a los agitadores y sus fuentes de financiamiento”.
Exigir al “Poder Judicial que aplique las máximas sanciones a quienes cometan actos vandálicos contra la propiedad pública y privada y causen daños a ciudadanos”.
Apoyar los esfuerzo del Gobierno para restablecer el diálogo y lograr soluciones.
Finalmente, invocan a la prensa y los ciudadanos a que respalden a las autoridades en las tareas para restablecer el orden .
LLAMADOS. La propia gobernadora regional, Yamila Osorio, ha llevado esta voz al nivel central con su insistencia para que se retome “un dialogo franco y transparente” entre la empresa minera, los pobladores y el Estado.
No solo eso, Osorio reiteró su deseo por que vuelva la calma a la región. “Arequipa quiere paz, somos muchos arequipeños que queremos paz y que se respete nuestros derechos y el de la gente a quienes se han visto vulnerados en estos días y meses por los excesos presentados”, expresó.