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La de la , del compositor arequipeño José María Arrisueño, volvió a sonar en la iglesia de San Agustín, al conmemorares ayer un aniversario más de la devoción a esta advocación mariana.

Mauricio Chirinos, presidente de la Cofradía del perpetuo Socorro, presidió la celebración en la que lo que destacó sin duda la obra musical que cada año es interpretada por un grupo de músicos voluntarios, bajo la batuta del maestro Manuel Castro Basulto.

Fundada en 1883, la cofradía promueve año a año la novena del Perpetuo Socorro, que termina con misa solemne, hasta hace dos años presidida por el Arzobispo de Arequipa.

La homilía estuvo dirigida a la necesidad de promover la fe, los valores cristianos y la solidaridad, como parte fundamental de la vida de una comunidad.

Y mientras la liturgia avanzaba, las voces del coro y el acompañamiento de algunos instrumentistas de la Orquesta Sinfónica de Arequipa y la Escuela de Artes de la UNSA interpretaban el Salve Regina y el Himno al Perpetuo Socorro, verdaderas obras musicales de admiración.

La fe y la música se unieron así para rendir no solo culto a la imagen traída a la ciudad por los Misioneros Redentoristas, sino también a aquellos que unieron el arte y la fe, como el recordado promotor de la novena, Arturo Uría Wendorf.

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