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Víctor Mariño explica ardua tarea en el mar

La Navidad es el nacimiento del hijo de Dios celebrada por los cristianos, motivo de encuentro y fraternidad entre las familias. Sin embargo, no todas las personas pueden pasar la Nochebuena con sus seres queridos.

El trabajo es uno de los principales motivos que impide a algunas personas estar presentes en la Nochebuena o el 25 de Diciembre con sus familias. Médicos, enfermeras, policías, bomberos, vigilantes, pescadores, entre otros, pasan esta fecha fuera de casa.

GÉLIDA NAVIDAD. Con un abrazo de Nochebuena, los pescadores en alta mar interrumpen por unos instantes su trabajo. Lejos de sus familias, en la oscuridad de la fría noche, ellos reciben la Navidad trabajando.

“No es la primera vez que pasaré la Navidad fuera de casa. Este año también estaré en alta mar, cincuenta millas adentro”, relató Jorge Díaz, uno de casi 500 pescadores que trabajan en el histórico puerto de Quilca (Camaná),

Díaz, aún soltero, a sus 37 años de edad, lleva trabajando diecisiete como pescador. Él junto con otros tres pescadores pasarán en su embarcación esta fecha, cazando “pericos”. “El trabajo manda...”, expresó.

La incertidumbre del fenómeno El Niño y sus efectos en el litoral peruano, no permite a los pescadores artesanos dejar su actividad por algunos días, porque la realidad del mar podría variar de un momento a otro.

Víctor Mariño, también pescador artesanal, explicó que esta actividad no tiene “domingos ni feriados”, y que hay pedidos y requerimientos por cumplir con los proveedores de pescado.

“Aquí en el puerto de Quilca, así como hoy ves el movimiento comercial, es todos los días. No hay Navidad, no hay feriados ni domingos que pare el trabajo”, manifestó Mariño.

La mayoría de embarcaciones se internan en el mar por cinco o seis días, con provisiones de alimento y gasolina (17 galones de combustible). Durante este periodo se logra pescar entre dos y tres toneladas de pescado por embarcación.

Emergencias. En Navidad, los centros de salud se colman de pacientes quienes sin medir la comida y los tragos acaban siendo víctimas de terribles cuadros gastrointestinales y para solucionar estas emergencias se encuetran al pendiente los médicos y enfermeras, profesionales de la salud que por estas festividades deben sacrificar a la familia.

Guillermo Pacheco, jefe del área de Emergencia del hospital regional Honorio Delgado Espinoza es un médico que ha vivido las navidades compartiéndolas con sus pacientes y lejos del hogar.

“Nosotros hemos escogido esta profesión para servir a la humanidad, a la gente que esté cursando por una enfermedad, con un mal”, señala haciendo referencia al pacto profesional que tiene con la sociedad.

Entiende que su obligación es salvar la vida así que debe estar al pendiente de todos los pacientes.

Recuerda que la primera vez que le tocó hacer una guardia en Nochebuena se encontraba laborando en el Centro de Salud de Caravelí. En aquella oportunidad, tuvo la labor de ayudar a una madre a traer a su hijo al mundo, también le tocó atender personas con males estomacales.

Otra Navidad que también recuerda fue cuando le tocó en el hospital Honorio Delgado Espinoza.

Entonces debió pasar visita médica a por lo menos 50 pacientes mientras escuchaba las campanadas del reloj dando las 12 de la noche.

“Venía un médico y le daba su abrazo, venía la enfermera o el paciente y les daba el abrazo”, rememora.

En estas noches especiales, varios de sus pupilos escapaban unos minutos del servicio para recibir el abrazo de los padres que llegaban hasta el hospital trayéndoles un plato de la cena navideña.

Su colega, el médico Edgar Poco Paredes, del área de Traumatología, también recibió la Navidad en el hospital.

“Es dificil, cuando piensas que deberías estar en tu casa con tu familia”, señala.

A tu lado. Tener a un ser querido hospitalizado en estas fechas provoca nostalgia entre los familiares, pues saben que la alegría no será completa al tener a uno de ellos en delicado estado de salud. A Claudio Callocsa Huamani (55) le ha tocado vivir esta dramática experiencia. Su madre, Basilia Huamani Copa (80) llegó el último fin de semana al nosocomio a consecuencia de la terrible diabetes que le impide caminar con normalidad.

“Es la primera vez que no estaré en casa con mis hijos. Tendré que cuidar a mi madre que se encuentra delicada”, señala.

Desde que llegó se ha pasado la mayor parte del día junto a la cama de su madre, esperando que tenga una leve mejoría.

Además, los recursos no son muchos así que espera por lo menos compartir una taza con chocolate y una pieza de panetón junto a ella.

Señala que antes de la noche, llegarán de visita los nietos y sobrinos para poder saludarla. Espera que pronto pueda ser dada de alta.

Trabajadores dependientes aprovechan la Navidad

Los trabajadores dependientes como son los taxistas, comerciantes y vendedores sacrifican también la celebración de la Navidad para llevar el sustento a su hogar.

En muchos casos, tienen que soportar horas de trabajo sin límites para poder reunir un dinero extra y así degustar de una cena, una chocolatada o lo que se encuentre al alcance de sus ingresos.

Su compromiso es con su público de a pie que sale a buscarlos cada mañana al mercado, a la galería o al puesto de comidas, en espera de un bien o servicio.

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