No lo pensaron dos veces y luego de haber sido engañados no tuvieron mejor idea que pedir justicia por el dolor que les causaron sus parejas. Así varias decenas de personas llegaron ayer hasta el nicho del santo popular de Arequipa, Víctor Apaza Quispe, para dejar trozos de papel con fotografías impresas de sus ex parejas y al reversos una serie de mensajes deseándoles una serie de desgracias.

La devoción a este personaje se inició hace varias décadas, teniendo en cuenta que el 17 de setiembre de 1971 fue el último fusilado de Arequipa y penúltimo en el Perú.

Apaza tuvo la sentencia a muerte porque lo responsabilizaron del asesinato de su conviviente Agustina Belisario. Luego de su muerte una multitud de gente lo acompañó hasta el pabellón San Hilarión del cementerio La Apacheta, donde hasta ahora descansan sus restos.

Agradecidos. Pero, no todos lo buscan por temas amorosos. Nérida llegó ayer por primera vez a dejarle flores acompañada de su hija y madre. “Mi hija estaba muy mal de salud y los doctores no la podían curar, me hablaron del santo y le pedí que me haga el favor, lo ha cumplido por eso vine desde Cusco para agradecerle”, relata.

El historiador Gonzalo Gómez, está elaborando una tesis sobre los santos populares y se ha dedicado a investigar varios detalles de Víctor Apaza. “Siempre le han dejado cartas con una serie de pedidos incluso problemas de parejas, pero este año es la primera vez que dejan las fotos impresas”, explicó.

Normalmente los días 1° de noviembre lo llegan a visitar unas 500 personas y los martes de cada semana algunas decenas, todo el año tiene flores y una serie de cartas.

Tuvo dos hijas que suelen llegar a su nicho, pero pasan desapercibidas, una vive en Arequipa y la otra en Chivay, mencionó Gómez.