Rodolfo Sánchez Coello, escritor y docente. Foto: Cortesía.
Rodolfo Sánchez Coello, escritor y docente. Foto: Cortesía.

Rodolfo Sánchez Coello (Huaraz-Lima, 1977) nos habla sobre su tránsito del terror hacia la ciencia ficción ecológica, su experiencia recolectando narrativa oral en Áncash y la creación del “Sachapunk”, un innovador subgénero literario que coloca a la Pachamama como personaje central.

¿Cómo influyó tu trabajo recolectando narrativa oral en Áncash en tu estilo como escritor de ficción? La recolección de literatura andina logró acercarme al entendimiento de la cosmovisión andina y sus principios de reciprocidad, relacionalidad y circularidad entre el hombre y la naturaleza. Descubrí que cada leyenda no era un relato aislado, sino un elemento interconectado de valor histórico, cultural y simbólico que debía perpetuarse y sobrevivir, porque lamentablemente se viene extinguiendo por el avance arrollador de la modernidad. Entonces, germinó en mí la idea de que la Pachamama debería ser un personaje céntrico en mi literatura, que decantó hacia la ciencia ficción, debido a la pasión previa que atesoraba por este género. Ahora entiendo que escribir ecoficción es un acto de resistencia cultural.

¿Qué es el “Sachapunk” y cómo surgió la idea de fusionar elementos andinos con la ecoficción? El Sachapunk es un subgénero que fusiona la ciencia ficción y la cosmovisión andina con protagonismo de las plantas como seres conscientes e inteligentes, con deseos, aspiraciones y la capacidad de resolver problemas. Estas características propias de los humanos las poseen las plantas gracias a la simbiosis entre lo orgánico y lo tecnológico, logro alcanzado por este nuevo orden social sachacrático. Por ejemplo, el personaje Azucena, una flor modificada, usa un sistema nervioso alternativo (SNA), que representa la máxima expresión del sachapunk: un cerebro humano en un cuerpo no humano, desafiando las concepciones tradicionales de “hombre” y “humanidad”. La idea básica de la corriente sacha surge de la concepción andina de que las plantas —y otros elementos de la naturaleza— son seres vivos, pero con una vida semejante a la humana. Podría decirse que el género sachapunk surge de hiperbolizar el animismo naturalista del pensamiento andino.

¿Por qué decidiste transitar del terror hacia la ciencia ficción con temática ecológica? El terror y la ciencia ficción abrevan de la misma fuente: el asombro ante lo desconocido, ya sea por estar oculto o por estar aún no inventado. Ambas formas de escritura son indispensables para mí. La ciencia ficción ecológica que escribo se nutre de las ideas andinas, y se diferencia del greenpunk, porque no se centra en la tecnología como solución de los problemas ambientales, sino en la concepción de que la naturaleza es un ser consciente con el que la humanidad debe dialogar y coexistir en equilibrio.

¿De qué manera tu experiencia como docente universitario enriquece tu escritura creativa? No lo sé. Tal vez la interacción con los estudiantes en un espacio cerrado, como es el aula universitaria, ayuda a desarrollar la habilidad de comprender a la humanidad como si estuviese en un laboratorio o bajo un experimento. Esa sola idea resulta ser inquietante e inspiradora. ¿No lo creen?

¿Cuál consideras que es el aporte de la literatura ancashina a la narrativa peruana contemporánea? Personalmente, el aporte más significativo de los escritores contemporáneos de la sierra de Áncash (Huaraz) es la inserción del bestiario e ideario andino a la literatura peruana, desde géneros tan disímiles como la narrativa del conflicto armado e histórica (Edgar Norabuena), la narrativa de terror y relato gore (Luis Apolín) o la narrativa juvenil y la crónica novelada (Omar Robles).

PERFIL

Rodolfo Sánchez Coello. Especialista en narrativa de ciencia ficción y terror. Facilitador pedagógico de la Dirección Regional de Educación de Áncash. Ha publicado en recolección oral: “Relatos del San Cristóbal” (2004) y “Sueños narrados” (2009).

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