Sachaca y su tradicional Asociación de Mojigangos
Sachaca y su tradicional Asociación de Mojigangos

Sachaca era uno de los distritos más grandes de Arequipa, ya que parte de Yanahuara era su territorio. Ahora con una superficie que supera los 26 kilómetros todavía es cuna de tradiciones que prevalecen por cientos de años.

La principal de ellas es el Entierro del Ño Carnavalón, que se realiza al culminar la fiesta de carnavales. Pero el grupo de personas que encabeza este evento no solo se congrega en estas fechas, sino que han decidido unirse y formar la Asociación de Mojigangos Ño Carnavalón de Sachaca, cuyo representante es Máximo Vilca Amado (66).

“Somos 60 personas de todas las edades, entre ellos seis son músicos y dos cantantes, los demás en su mayoría son mojogangos que visten trajes coloridos”, comenta Vilca Amado.

Las coplas que caracterizan a esta comparsa son escritas por personas conocedoras del tema contando con el apoyo de Arturo García. Todas tienen mensajes picarescos y en varios casos son acompañadas por el coro característico: “Bailemos cantemos sobre una granada, hasta que reviente agua colorada”.

Personajes. En el distrito durante varias generaciones han sabido conservar dos figuras que son únicas en Sachaca. Nos referimos al diablo y la viuda.

Máximo Vilca, explica que, en el caso del primero, son dos los que van al inicio y al final de la delegación, con chicotes en manos suelen golpear el piso para vigilar el orden evitando que las personas ingresen a su comparsa. “El látigo es trenzado y en la punta lleva un lámbete de metal que suena al golpear el piso”, menciona. Este personaje durante varias décadas es personificado por los integrantes de la familia Del Mar.

LA VIUDA.- En el caso de la viuda, debe ser una persona que sea jocosa y tenga la habilidad de emitir llantos desgarradores que son característicos durante el entierro del Ño Carnavalon, su difunto esposo. En el momento que es quemado ella llora desconsolada, pero luego se une al fin de fiesta.

Algunas anécdotas vienen a la mente de Máximo, y nos cuenta que en una oportunidad, cuando era solo un niño, Francisco Murillo, vecino de Sachaca, se disfrazó de una mujer de la sierra.

Quiso que la indumentaria sea lo más parecida posible, entonces se colocó varias polleras y cuando lo miraron fue felicitado por su inusual imaginación, pero durante el recorrido de la delegación hacia el Mirador se cayó a una acequia y el agua mojo las polleras, ocasionando que el pobre hombre no pudiera reponerse, solicitando la ayuda de sus amigos.

Santos Villanueva era otro poblador que tenía la costumbre de usar un traje de un varón de avanzada edad, pero lo llamativo era la máscara que se ponía y que representaba un rostro de un cordero con detalles únicos.

La tradición que también ha perdurado es el uso de las matacholas rellenas con polvos de colores, los chisguetes con agua, las serpentinas de colores y el pica pica.

La característica de la comparsa de Sachaca es el uso de las telas de colores que cubren los rostros, los orificios en los ojos y boca son los únicos espacios que sirven para mirar y respirar. Según cuentan los antiguos, esta era la forma ancestral de cubrirse la cara, luego fueron cambiadas por las máscaras, pero en este distrito aún conservan esta tradición.

Reconocimiento. Si bien es cierto que los pobladores de Sachaca han sabido conservar la tradición del Ño Carnavalón y las comparsas, esperan que el Gobierno central garantice su continuidad, para ello piensan que debe ser declarado como Patrimonio Cultural.

“Las comparsas son grupos de bailarines vestidos de colores que son acompañados de músicos y derrochan alegría y picardía con las originales coplas”, menciona Máximo Vilca.

Mientras esperan el interés de las autoridades competentes, ellos van inculcando en sus hijos esta fiesta esforzándose en conservar su vestimentas y personajes, así se puede observar en la comparsa a mujeres, varones, jóvenes y niños. Todos saben la historia del entierro del Ño Carnavalón y cada año forman parte de la actividad que consiste en el recorrido por las principales calles hasta llegar al Mirador de Sachaca, donde se realiza la lectura del testamento y la quema del muñeco.

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