Ver el sufrimiento de las personas con COVID-19 no se compara a sufrir el tormento con alguien cercano y sabiendo que las cosas pueden ser peores. (Foto: Correo)
Ver el sufrimiento de las personas con COVID-19 no se compara a sufrir el tormento con alguien cercano y sabiendo que las cosas pueden ser peores. (Foto: Correo)

La última vez que vi a mi abuela estaba conectada a un respirador mecánico en el hospital regional de Ica. Los médicos la trataban como sospechosa COVID-19 y su estado era cada vez más grave.

La neumonía que padecía la mantenía ahí, respirando de milagro. Ese momento entendí, tal vez una forma más íntima, a las cientos de personas que llegaban a los hospitales de Arequipa. La incertidumbre de perder a un ser querido es un tormento, nos quiebra.

Y es que muchas veces, el recorrer los hospitales en busca de historias, más aún durante los peores momentos de la crisis en junio, julio y agosto del año pasado, nos puede marcar sí, pero vivirlo en carne propia es algo que lastima.

RECUERDOS DE PANDEMIA

Al iniciar la crisis sanitaria, particularmente, no imaginaba la magnitud de lo que vería en tan solo unos meses. Muertos al ingreso del hospital, personas suplicando por un respirador u oxígeno, o clamando por una oportunidad de vida.

Recuerdo que el hospital Honorio Delgado Espinoza (actualmente denominado COVID-19) solía ser un lugar donde las emergencias eran poco comunes durante los días de semana. Al propagarse el virus, las vías de ingreso, vehículos y carpas se convirtieron en salas médicas. El sistema de salud había colapsado.

Los enfermos más fuertes aguardaban por medicinas sin importar las condiciones, el sol o frío extremo que suele registrarse en la ciudad durante estos meses. No tenían opción.

Lamentablemente, los más graves empeoraban en cuestión de horas y fallecían. Cada deceso en estas condiciones, frente a los ojos de otros enfermos y sus familiares, provocaba el pánico no sólo de ellos, sino también del personal médico y voluntarios que lidiaban sus batallas internas: el miedo al contagio, enfermar a sus familias, la falta de pagos, etc. La lista es enorme. El temor era cada vez más grande.

En una de las visitas al nosocomio regional, las historias de abandono se volvieron comunes. Personas de la tercera edad se quedaban sin alguien a cargo y enfrentaban el proceso de recuperación solos, la depresión era evidente.

Felizmente en el camino encontraron apoyo en un grupo de jóvenes como los del grupo Corazones Mestizos, quienes además de ingeniárselas por conseguir medicamentos e insumos médicos, se daban el tiempo de darles apoyo emocional y cariño. Muchos de los enfermos encontraron consuelo en sus últimas horas de vida y pudieron sostener una mano antes de cerrar los ojos para siempre, más que sea la de un extraño.

TEMOR CONSTANTE

Las escenas de llanto y pánico por un virus desconocido se volvieron también comunes en los exteriores de la única planta de oxígeno ubicada en el Cercado. Las colas copaban cuadras en todas las direcciones de acceso. La desesperación era tanta que algunos enfermos esperaban en la misma fila ante el temor de pasar un segundo sin el gas.

Quiénes también enfrentaban la desesperación de vivir en medio de una pandemia fueron los comerciantes de los principales mercados de la ciudad, entre ellos los de la plataforma comercial Andrés Avelino Cáceres, quienes al tener cerrados meses sus negocios, suplicaban por oportunidades de poner trabajar nuevamente. Las deudas y la falta de recursos eran un dilema diario.

Las historias son infinitas, los episodios que nos tocó vivir nos han cambiado la forma de ver la vida, pero nos motivan a no rendirnos al momento de realizar nuestra labor diaria: informar, mientras cuidamos de los nuestros.

Hace tres días, la Gerencia Regional de Salud de Arequipa indicó que las personas inescrupulosas que negocien con el oxígeno y fomenten el desabastecimiento serán denunciadas ante el Ministerio Público. A la par, se informó que la planta de oxígeno medicinal que tiene el nosocomio recargará gratuitamente los balones de pacientes en domicilios.

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