La historia de la cotidianidad arequipeña contada a través de sus costumbres y objetos en un solo lugar. (Foto: Soledad Morales)
La historia de la cotidianidad arequipeña contada a través de sus costumbres y objetos en un solo lugar. (Foto: Soledad Morales)

Una botica, un templo, una imprenta, un molino hidráulico, una bodega de abarrotes, librerías y otros pasajes de la Ciudad Blanca de siglos pasados, parece que se hubiesen detenido en el tiempo en el tambo La Cabezona, una quinta multifamiliar en la que quedan menos de 10 inquilinos y pronto se convertirá en el punto cultural más importante de la ciudad que logre responder, a través de la visita por sus salas, a la pregunta ¿Cómo era la Arequipa de antaño?

Ingresar a las salas de La Cabezona, ubicada en la calle Bolognesi a solo dos cuadras de la Plaza de Armas, es recordar la vida del arequipeño en la época republicana. Incluso, existe una habitación que conserva balas de cañón y armas mucho más antiguas, de la revolución arequipeña de 1867.

Rueda de piedra jalada por un caballo. (Foto: Soledad Morales)
Rueda de piedra jalada por un caballo. (Foto: Soledad Morales)
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El especialista en conservación del patrimonio histórico, William Palomino, comentó que la estructura tiene como data del siglo XIX y primero fue usado como molino de almidón. Su primer dueño conocido fue Juan de Dios Rodríguez. Años después, pasó a manos del militar Araníbar Bellido. El tambo era utilizado como un punto importante de flujo comercial, ya que aquí llegaban los comerciantes de todo el país. Luego la administración pasó a manos de la familia Chirinos Soto, quienes desde el 2000 han empezado un proceso de recuperación junto al municipio de Arequipa y la Cooperación Española.

Habitación de la revolución de 1867. (Foto: Soledad Morales)
Habitación de la revolución de 1867. (Foto: Soledad Morales)

Hoy, esta antigua casona de 2 mil 700 metros cuadrados tiene una conservación envidiable. Cada pasadizo, habitación y balcón preserva la belleza de antaño. El administrador, Pablo Simons Chirinos, explicó que en el trabajo de restauración se tuvo la ayuda de importantes profesionales, logrando que no se dañe ni distorsione el lugar, que fue declarado monumento nacional.

Sus puertas abrirán al público pronto, convirtiéndose en el primer museo civil de Arequipa, para que locales y extranjeros conozcan la vida cotidiana del arequipeño de antaño, desde su forma de vestir, sus medicinas, sus juegos, sus tradiciones, sus libros hasta su música y forma de preparar alimentos.

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