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El ataque con fuego sufrido por Eyvi Ágreda (Lima) de parte de un compañero de trabajo, Carlos Hualpa Vacas, es una muestra de la violencia a la que están expuestas millones de mujeres a nivel nacional. Sin embargo, poco o nada se habla sobre programas de Salud Mental donde se identifique y trate oportunamente, los posibles trastornos mentales que sufren las personas.
Para el director del complejo hospitalario Moisés Heresi, José Alvarado Aco, Hualpa presenta el perfil clínico de una persona con trastorno de personalidad disocial, antisocial y/o psicópata (ver infografía).
“Una persona con trastorno de personal se caracteriza por el descontrol evidente de impulsos, frialdad emocional, no muestra arrepentimiento por sus actos, tiene la facilidad de narrar lo que hizo (robo, hurto, asesinato u otros) sin parpadear, sin remordimiento”, explicó.
Pero la pregunta es, ¿un psicópata nace o se hace? Alvarado Aco explicó que anteriormente se manejaban dos teorías: la del psicópata y la del sociopata. El psicópata es el que nace, es decir, tiene alteraciones mentales de personalidad. Mientras que el sociópata es la persona que nació sano, pero la sociedad (compañía) lo corrompe.
Hoy en día, ya no existe esta distinción, para la última clasificación de trastornos mentales, es lo mismo una persona con trastorno de personalidad disocial que un psicópata. Estas personas tienden a mostrar una actitud delincuencial.
¿A qué edad se puede identificar este trastorno? Según el director del centro de atención mental, a partir de los 16 años (en la adolescencia) donde el paciente presenta los signos de una persona violenta.
TRATAMIENTO
El tratamiento de un paciente con trastorno de personalidad debe ser familia (tratamiento psiquiátrico, psicológico y de familia). Para Alvarado, es imposible esperar la recuperación del paciente sin involucrar a los padres o el entorno familiar. “En la mayoría de casos provienen de familias disfuncionales y nada ganamos tratando al paciente si, por ejemplo, regresa a una familia donde -posiblemente- el padre es un delincuente o agresivo y la mamá es alcohólica o sumisa”, acotó.Y ¿cuál sería el perfil psicológico de la víctima, Eyvi? Según Alvarado, la joven posiblemente estaría pasando por un cuadro depresivo, distimia. “La distimia es una depresión leve, que nadie se da cuenta, tiene mucha pasividad, baja autoestima, baja seguridad y poca confianza en sí misma y poco amor propio”, detalla.
En este caso, también se requiere de tratamiento psiquiátrico. “Muchos de los abusos que comete un varón hacia una mujer, es porque la mujer se lo permite. Si en una primera instancia ella supiera defender sus derechos y dignidad, el hombre no haría lo que hace”, acotó.
Para Alvarado, una persona con trastorno de personalidad y una persona con distimia son un complemento fatal que puede desembocar en un feminicidio.
DEPRESIÓN
La depresión puede darse por diversos factores. El factor biológico tiene que ver con lo genético, cuando los padres fueron depresivos, el hijo tiene mayor probabilidad de padecer depresión. El factor fisiológico, es cuando la persona tiene disminuido unos neuro-transmisores como serotonina y noradrenalina, este desbalance podría producir la depresión.El factor psicológico, tiene que ver con manera de pensar, traumas emocionales de la infancia, sumado a la privación afectiva a temprana edad, podría desembocar en depresión. Por último, el factor social y/o ambiental, que se genera a partir de ambientes familiares o laborales hostiles y violentos.
COMPLEJO
Actualmente, el 25% de pacientes que se atienden en el complejo hospitalario Moisés Heresi presentan cuadros depresivos, el 1% son pacientes esquizofrénicos, el 30% tienen problemas de ansiedad, 2% presenta trastornos bipolares, el 5% trastornos de personalidad y el resto adicciones.
En el caso de trastornos de personalidad y distimia (depresión) la mayoría de pacientes tienen edades oscilante entre los 13 hasta los 25 años.
ATENCIÓN. La consulta en el Complejo Hospitalario cuesta 60 soles, dinero que cubre la atención del psiquiatra, psicólogo, médico de familia y el servicio de Trabajo Social. Esta última, evalúa si el paciente y/o la familia del paciente no cuenta con recursos económicos por lo que podría ser subvencionado.
El tratamiento ofrecido en el Moisés Heresi es farmacológico y psicoterapéutico. Cuando culminan el tratamiento el paciente es dado de alta, deja de tomar pastilla y solo vuelve periódicamente para participar de sesiones de tratamiento psicológico y de familia.
Finalmente, Alvarado Aco resaltó que del 2016 al 2017 el número de pacientes se elevó en 20%, lo cual significa que las familias están tomando conciencia en cuando a la salud mental.
“Tenemos que cambiar el estigma de que al psiquiatra solo van los locos. Es salud mental”, culminó.