Un vistazo a la historia y los atractivos de las caletas de Quilca
Un vistazo a la historia y los atractivos de las caletas de Quilca

La mayoría de peruanos considera al arequipeño como una persona muy regionalista y orgullosa de su ciudad, pero seguramente no se han topado con un vecino del distrito de Quilca en la provincia de Camaná.

Para ellos, lo ocurrido en su pueblo en los dos últimos siglos es parte de la gran historia, como la Guerra del Pacífico, aunque en estos 200 años sigue vigente un conflicto limítrofe con la provincia vecina, Islay.

Correo decidió viajar a este distrito para conversar con su gente, conocer su historia y el porqué de este problema que algunos consideran está motivado por el dominio de las hermosas caletas o abras que tiene Quilca, lugares paradisíacos que podrían ser una fuente de ingresos importante para cualquier municipalidad.

LEJANÍA. Quilca, ubicado en Camaná, está a 40 minutos aproximadamente de la capital de la provincia, gracias a la carretera Costanera es más rápido el acceso.Pese a esta facilidad, el sistema de transporte es casi nulo y prácticamente se tiene que esperar más de 2 horas para al menos encontrar una miniván o algún auto que nos lleve al distrito a un costo de 7 soles.

Para conocer parte de su historia, conversamos con el profesor Augusto Mogrovejo Argote, quien nos narró que en la época del virreinato, el puerto de Quilca era el más importante del sur del país.Señaló que al tener este título desde 1850, la jurisdicción tenía gran importancia económica, inclusive el monitor Huáscar del Héroe Nacional Miguel Grau Seminario, ancló varias veces allí cuando tenía que esconderse de los barcos chilenos.“Su historia va más allá de la época virreinal, en su museo se guardan textiles, cerámicos y los restos de un sacerdote de la época colonial que amó tanto a Quilca que quiso que lo entierren allí”, relata.

En la municipalidad nos reciben el alcalde Hugo Alarcón y el presidente del Frente de Defensa Territorial de Quilca, Juan Manuel Cerpa. Ambos explicaron el delicado problema que sigue latente por la falta de delimitación geográfica con la provincia de Islay.

LIMITE. Cerpa refiere que hace dos siglos, Quilca pertenecía a Camaná, pero por un decreto pasó por varios años a Islay, porque necesitaba de más distritos para convertirse provincia, pasaron nueve décadas para que el pueblo retorne a su provincia inicial, los últimos años del siglo XIX.Pero aseguró que el sector de Quebrada Honda, sigue siendo materia de controversia al estar en los límites de ambas provincias.“En el 2005, Daniel Vera Ballón manda a elaborar el estudio de zonifación de la provincia de Islay, es un estudio para marcar los límites, y allí se respeta Quebrada Honda como el límite, donde la mitad está en la provincia de Camaná”, dijo Juan Cerpa.

CALETAS . Para este dirigente, el conflicto también sería motivado para tener el control de las caletas de Quilca, 17 playas tan hermosas y a la vez poco conservadas que podrían significar un ingreso muy importante para cualquier municipalidad en tanto se activara un proyecto turístico.La autoridad local nos dice con orgullo que las playas de este pueblo no tienen nada que envidiar a otros parajes costeños del país, pero por el poco presupuesto, solo ocho abras son las más conocidas, como Aranta, La Huata, Honorato o Centeno y, por supuesto, Quebrada Honda.

En efecto, decidimos visitar algunas de estas caletas distantes a 15 y 20 minutos de la plaza del distrito.La gran mayoría son espacios a los que solo se ingresa con vehículo y por un acceso de trocha, de allí quizás el nombre, pues casi permanecen ocultas.

Pero cuando se llega al escenario, el espectáculo que ofrece la naturaleza es sin duda un regalo, la forma rocosa del arco de Huachiray, es un claro ejemplo de este capricho natural.El mar tranquilo de Calahuani que se asemeja a una piscina, ideal para que un niño pueda jugar con total confianza.Las aguas de Honorato y La Huata parecen espejos o son tan azules que uno puede ver el fondo del piso marino sin ninguna dificultad. 

Ese es el potencial de las playas de Quilca, lugares paradisíacos a lo largo de la costa arequipeña y que su gente solo pide al gobierno, mayor interés y preocupación, no solo como oportunidad de turismo nacional e internacional, sino para que el distrito pueda crecer y ofrecer mejores servicios desde salud, transporte y educación. Tanto el alcalde como presidente del frente de Defensa, piden respeto a su historia y apoyo para el futuro.

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