POR: SARKO MEDINA
Yoshiro Chávez Villegas (La Convención-Cusco, 1969) nos habla sobre su experiencia viviendo entre tres ciudades, su doble vida como abogado y escritor, y el proceso creativo que lo ha llevado a alternar entre poesía, narrativa y novela a lo largo de su carrera literaria.
¿Cómo influyó en tu escritura haber vivido en Cusco, Arequipa y Lima? Si bien nací en La Convención, abrí los ojos y la conciencia en Arequipa. No tengo experiencia vivencial en mi lugar de nacimiento. Lo conocí a los 19 años y mi tarea de aprehenderla y explorarla no termina. Mi padre, que era Guardia Civil en la zona, al culminar su destaque me llevó a Arequipa, lejos de mi madre, y ello ocurrió antes de que yo cumpliera 2 años de edad. Mi escritura, entonces, topográfica y culturalmente, se alimenta de Arequipa hasta los 17 años, cuando llegué a Lima a residir con mi madre, quien por el desencanto del arrebato de su hijo migró a la capital. Lima capitalizó mis inquietudes literarias y lo que fuera un rapto terminó siendo un tránsito de retorno al seno maternal. En todo caso hay una influencia biográfica en mi escritura a partir de este tránsito.
¿De qué manera tu profesión de abogado se refleja en tu narrativa y poesía? El suministro de conflictos provenientes de todos los estratos sociales de la capital al que tengo acceso me permite una lectura no solo jurídica, sino social, antropológica, moral y hasta existencial de sus actores. Pone en relieve la condición humana en su rudeza y sus fragilidades extremas.
¿Por qué decidiste alternar entre cuento, novela y poesía en tu carrera literaria? El orden sería poesía, narrativa y novela. Si bien hay una alternancia en la forma como he venido publicando, en el proceso creativo no hay distinciones. Doy referencia al orden porque fue la poesía donde experimenté mis primeros pasos con pretensiones literarias, luego la narrativa se ajustó al breve espacio que me deja la profesión de abogado, que me tiene secuestrado muy a mi pesar. Y la novela es de largo aliento y de investigación que requiere otro pulso, me duele mucho sin dejar de seducirme. Pero puedo afirmarte que mi labor diaria atiende a estos géneros sin distinción.
El título “Sin amor no se vive, con amor se muere” es muy potente. ¿Qué inspiró esta reflexión? Una vez que se tiene lo que se precia, tantas veces lo volvemos en contra nuestra y a pesar de ello, como Sísifo, volvemos al esfuerzo, aunque inútil y absurdo, si no acaso para colmarnos, para tener razones y esperanzas que nos entretengan en nuestro tiempo de vida; le llamamos cultura, felicidad, razones de vida. El amor como símbolo condensa todo tipo de experiencias en tanto emociones o pasiones, sean los éxitos y los fracasos, la construcción o destrucción de nuestros actos, resultado de nuestra obra. El título desarrolla esa paradoja.
A diez años de “El amor es un abismo que viene hacia nosotros”, ¿qué balance tienes de este camino literario? Sigue siendo un proceso de aprendizaje y búsqueda en la forma y el contenido escritural, y quién sabe si tengo o no un objetivo en el mundo literario; esto último no lo pienso mucho. Lo que me aferra es el proceso creativo, siempre experimental, confrontando mi realidad, la irracionalidad, la arbitrariedad. Y el amor.
PERFIL
Yoshiro Chávez Villegas. Vivió su infancia y adolescencia en Arequipa. Radica en Lima desde los 17 años. Actualmente, vive en Bellavista-Callao desde 1998. Graduado de abogado en la UNFV con estudios de posgrado en la PUCP.
VIDEO RECOMENDADO:
