“ZANCUDO”,el peluquero del penal
“ZANCUDO”,el peluquero del penal

En la vida todos comenten errores, aunque unos son más graves que otros.

“Dámaso Pérez Prado “ sabe bien eso, ya que una mala decisión lo llevó a cometer un delito y purgar una pena de 9 años en el penal de Socabaya.

Al inicio no fue nada fácil acostumbrarse a lugar, pero en poco tiempo encontró una esperanza que lo haría sobrellevar el encierro. “Un día me di cuenta que había un lugar donde los internos se cortaban el cabello, me puse a mirar y decidí dedicarme a ser peluquero. Era una manera que el tiempo pase rápidamente y además, podía juntar dinero para mi familia”, nos contó mientras atendía a un cliente.

Lo primero fue buscar un nombre para su servicio. “Peluquería Zancudo”, fue el elegido, debido al apodo que le pusieron. Luego vendría lo más complicado, aprender a cortar cabello. “No fue sencillo, pero malogrando cabezas pude mejorar. Una vez a uno de los internos le corté más de lo que había solicitado y se molestó, sólo me quedó igualarle el cabello y al final se fue sin pagarme. No tenía nada que hacer y me tuve que quedar callado”, comentó.

PREFERENCIA. En el Penal de Socabaya tiene un ambiente donde se realizan los cortes de cabello, ahí hay cinco internos que se dedican a este trabajo, pero Dámaso es uno de los más solicitados debido a su dedicación para cada uno de sus clientes. Esa experiencia la forjó a lo largo de los 8 años que tiene en este lugar. 

Uno de los internos que estuvo en su silla fue el juez Gino Valdivia, quien solicitó un corte sencillo y por el que pagó solo dos soles. Recuerda que al terminar se miró al espejo y agradeció por el corte, retirándose rápidamente.

Dámaso atiende desde las 6:15 hasta las 17:30 horas y llega a realizar hasta 10 atenciones por día. Los reclusos tienen tres alternativas: el de un sol y de “estilo preso”. Otro, normal, a 2 y, si el cliente quiere algunas aplicaciones, el precio es de cinco soles. Los ingresos no son muy elevado,  pero llega a juntar cerca de 350 soles mensuales que los destina para su familia.El arreglo de los varones es importante para los días de la visita femenina, por eso los martes y sábado son los de mayor demanda.

FUTURO. Aun recuerda el motivo por el cual llegó a una cárcel, un homicidio del cual prefiere no hablar. Lo cierto es que está privado de su libertad 8 años, en medio de paredes y con solo la distracción de cortar el cabello a sus compañeros de los pabellones A y B.

“Todos los días me arrepiento de lo que hice y pienso en mi familia, tengo 3 hijos y una esposa. Los dejé cuando tenían 7 años, ya están grandes y no tengo mucha comunicación con ellos, porque su madre ya no los traerá, venir a este lugar les afecta. Los abandoné y los dejé a su suerte”, dice con nostalgia.

Pero ya está a un año de salir en libertad , luego de cumplir con la pena que le impusieron. Esto lo llena de optimismo y ha comenzado a hacer planes pensando que al estar fuera del penal se va a perfeccionar como peluquero para poner su local. Otra alternativa es dedicarse a labores de construcción civil.

El tiempo pasa en medio de su desesperación de recuperar lo que perdió, su libertad y familia, pero lo que si tiene claro es que lo que hizo lo marcará de por vida y no podrá olvidar.