Comedor Paz y Bien ofrece alimentos para los más necesitados
Comedor Paz y Bien ofrece alimentos para los más necesitados

Desde las once de la mañana, un grupo de ancianos en extrema pobreza, menesterosos y niños en abandono aguardan con ansias el nutritivo almuerzo en las puertas del comedor “Paz y Bien”, ubicado en el jirón Carlos F. Vivanco, pues con un nuevo sol en la mano reciben un plato de comida para sobrevivir.

comedor. Este comedor popular nace para combatir la pobreza ayacuchana, pues estudiantes, docentes y grupos de la parroquia fueron los que cocinaban y atendían a los más necesitados en época de la violencia socio-política, señaló Alfredo Peralta, sacerdotre del templo San Francisco de Asís, al afirmar que actualmente, solventan los gastos de alimentos gracias al apoyo del colegio parroquial San Antonio, el convento y donación de voluntarios.

Son dos las cocineras que a diario preparan el desayuno y almuerzo para los más humildes, estos alimentos son balanceados y sobretodo nutritivos como menestras, sopas de cereales y todos lo sábados pescado frito.

Con sólo dos kilos de garbanzo, cinco de papa y cuatro de arroz, ellas logran preparar la comida para 60 y hasta 65 personas. Su gran desafío para estas cocineras es hacer alcanzar las porciones a cuanto comensal en extrema pobreza los visite.

“A veces, vienen con 50 céntimos en la mano e incluso sin dinero y no podemos negarles, hacemos lo posible para darles un plato de comida”, menciona Teresa Fernández, cocinera.

humildes. Victoria Medrano Mendoza tiene 80 años y vende cachipas en las inmediaciones del mercado Carlos F. Vivanco. Ella nos cuenta que no tiene hijos, vive sola y con lo poco que gana (7 a 9 soles a diario) se mantiene para sobrevivir. Esta humilde anciana, viene a los once de la mañana o después para hacer cola y esperar el almuerzo en el comedor.

“A veces cuando me hago tarde, ya no encuentro comida, porque se acaba rápido las porciones y ya tengo que ir a un restaurante”, menciona Teresa al degustar de una nutritiva sopa de morón. Al igual que Victoria, otros humildes comerciantes y mendigos asisten a este benéfico comedor para alimentarse con un sencillo que logran conseguir.

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