Banda de sacrílegos deja sin nada la ‘Casa de Dios’
Banda de sacrílegos deja sin nada la ‘Casa de Dios’

Las bandas de sacrílegos no creen en nadie, menos en Dios; por ello, los robos a los bienes de las iglesias que están ubicadas en las zonas rurales de la región Ayacucho continúan y no hay nadie quien los detenga.

Esta vez ocurrió en la capilla de la comunidad de Cocas, dentro del distrito de Vilcanchos (Víctor Fajardo), de donde los ladrones lograron llevarse importantes objetos de valor, entre ellos cuatro coronas de plata y dejaron prácticamente vacío el recinto.

El hecho fue reportado por Celso Condori, un poblador de la zona, quien dio parte a la dependencia policial de Vilcanchos para que inicien las diligencias correspondientes y dar con el paradero de los delincuentes que huyeron con rumbo desconocido.

Con este tipo de casos, todo indica que la inseguridad y el desinterés de las instituciones competentes son los principales aliados de los malhechores, porque en lo que va del año ya son cinco iglesias que fueron violentadas, perjudicando el patrimonio.

De acuerdo a los informes de la Dirección Desconcentrada de Cultura Ayacucho (DDC), los objetos de valor más preferidos por los ladrones son los lienzos, esculturas, objetos de plata y los campanarios, que no son resguardados de forma segura.

Por este motivo, en sólo dos días, en el mes de agosto, dejaron sin nada a dos iglesias, ubicadas en las comunidades de Huarcaya y Auquilla, en Víctor Fajardo. Lo mismo pasó en la iglesia de Ñeque.

Pero, ¿qué es lo que motiva a estos sacrílegos a cometer con estos robos?. Según información de la DDC son los precios que pagan, principalmente, los museos y coleccionistas. De acuerdo a la antigüedad los objetos de valor terminan en el mercado negro de Bolivia y luego son llevados a Argentina.

Uno de los problemas que permite que los bienes patrimoniales salgan del país con total facilidad, es la carencia de un registro actualizado, el cual permitiría brindar un código a cada objeto y así identificarlo de inmediato.

Sin embargo, el último trabajo de catalogación y registro que desarrollaron fue hace 41 años, es decir en el año 1974 y por eso no se conoce con qué bienes cuentan las iglesias en la actualidad, sólo se sabe que disminuye cada año.

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