Ambos partieron desde Ayacucho hacia el centro poblado San Jerónimo en la provincia de Satipo, región Junín. Una semana después sus cuerpos fueron hallados enterrados en un profundo hoyo a solo 50 metros de una poza de elaboración de droga.

El ingeniero Jesús Quintanilla Mendoza (40), quien laboraba como supervisor del proyecto Torobamba del Programa Regional de Irrigación y Desarrollo Rural Integrado (Prider), habría sido contratado por Aydé Sosa Figueroa, docente de un Centro de Educación Básica Alternativa (CEBA), para realizar un levantamiento topográfico de su predio en el centro poblado San Jerónimo en la zona del Vraem.

Partieron hacia allí el domingo 4 de mayo. Lo último que se supo de ellos es que el día 6 retornaban a Ayacucho, pero no llegaron. El pasado 9 de mayo, la camioneta de placa BCC 859 propiedad de la docente, en la que ambos viajaban, fue hallada siniestrada en el Valle La Esmeralda, pero tampoco habían rastros de ambos profesionales.

No fue hasta dos días después que, los familiares de Quintanilla llegaron hasta el terreno que iba a ser inspeccionado por las víctimas donde hallaron un laboratorio clandestino de drogas. A unos 50 metros había tierra removida y al excavar hallaron los cuerpos enterrados a más de un metro de profundidad. Personal policial de Pichari iniciaron las investigaciones. Los cuerpos fueron llevados a la morgue.