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Vivimos en una sociedad de riesgo. A donde vamos siempre estamos expuestos a ser víctimas de una estafa, un asalto, un atropello, un secuestro al paso, en fin la lista es larga y cada vez más peligrosa.

La delincuencia constantemente está creando nuevas formas de perpetrar el delito y una de estas modalidades para apropiarse del dinero ajeno, sin importarles en lo más mínimo lo que le pueda suceder a sus ocasionales víctimas es el “trabajo” que hacen las denominadas “peperas”.

CIFRAS DE MIEDO. Personal de vigilancia del área de emergencia del hospital La Caleta, reveló que al menos 16 personas son evacuadas mensualmente al nosocomio con síntomas de haber sido “pepeadas”, en buena cuenta haber sido dopados con un potente somnífero.

Los agraviados, en un 99% varones, son trasladados hasta el hospital por personal del Serenazgo o la policía. Siempre llegan completamente dormidos, semidesnudos y sin un sol, ni documentos personales en los bolsillos.

Pero ¿cómo es que esas personas llegaron a estar en esa grave situación? Pues bien, la policía informa que los delincuentes operan con dos modalidades: en la primera línea de acción están las mujeres que trabajan como damas de compañía en locales de karaoke y video pub que ilegalmente funcionan en el centro de la ciudad.

SEDUCCIÓN. Muchos hombres que ingresan a estos lugares lo hacen pensando en pasar una amena noche bailando y bebiendo licor al lado de una jovencita que no duda en complacer a algún cariñoso pedido del cliente, siempre y cuando este siga comprando tragos.

Estas féminas no solo están atentas a mantener contento al cliente, sino que observan cada movimiento de su ocasional acompañante. Si este hombre hace alarde de tener dinero en la billetera o si muestra que lleva tarjetas de crédito en la cartera, literalmente ya fue, tal como se dice en el argot popular.

En efecto, en un descuido de la víctima, la mujer buscará el momento oportuno para colocar la “pepa”, “el pastillazo” , el somnífero dentro del vaso de cerveza del incauto hombre. Al sentir los primeros efectos de la droga, el cliente o los clientes decidirán retirarse de local; es ahí cuando comienza la participación de los cómplices de las “peperas”, es decir los falsos taxistas.

SIN RUMBO. En los exteriores de los locales estos “hombres de volante” esperan al “pepeado”; al verlo salir inmediatamente le ofrecen sus servicios o en ocasiones es la propia “pepera” la que lo embarca. Una vez dentro del auto el delito ha sido consumado en un 50% , y es que los maleantes esperan que se duerma completamente el agraviado y lo llevan hasta zonas alejadas de Chimbote, donde le roban hasta los zapatos y luego los dejan abandonados a su suerte.

Es en esas circunstancias que el personal del Serenazgo y la policía encuentran a estas víctimas de las “peperas”. Algunos son evacuados al hospital La Caleta, donde les colocan suero y les aplican un lavado gástrico para limpiar su organismo de la nociva sustancia.

Cuando los pacientes se sienten mejor y pueden caminar, piden su alta voluntaria y abandonan el nosocomio sin siquiera realizar una denuncia al respecto es por ello que la policía puede hacer poco para identificar a las personas que se dedican a cometer estos delitos. “Nadie quiere ser noticia como ‘pepeado’ , es por eso que no denuncian”, agrega un policía.

El SPRAY. Una segunda modalidad para dormir a la víctima, es usada por los falsos taxistas, se le denomina: el spray. En esta ocasión el hombre del volante recorre el centro de la ciudad buscando una víctima, no es necesario que esta última esté ebria para atacarlo.

Si un desafortunado hombre o mujer sube a uno de esos falsos taxis, es muy probable que termine completamente dormido en una zona periférica de la ciudad. De acuerdo a la versión policial, estos maleantes siempre llevan un spray, que contiene un potente somnífero dentro del carro, y lo aplican disimuladamente para dopar a su ocasional víctima.

Siempre fingen que les urge abastecer combustible; ingresan a un grifo y al momento de pagar por el servicio, el chofer baja del auto y aplica el somnífero en spray dentro del auto. Cuando el pasajero empieza a dormirse, el maleante llama a sus cómplices y trasladan a la víctima a parajes lejanos donde lo despojan de todo.