(Foto: Referencial - AFP)
(Foto: Referencial - AFP)

Escrito por Patricia Cardoza

Una mezcla de sentimientos embarga a la familia de los dos hermanos, de 44 y 41 años del distrito de Coishco, en , fallecidos en abril a causa del .

El inmenso dolor por la pérdida de sus seres queridos se ha visto compensado en alguna medida con lo que ellos consideran “un verdadero milagro”. La madre de ambos dio negativo en las dos pruebas rápidas y el hisopado que le practicaron tras la confirmación de los casos de sus hijos.

“Para nosotros no hay otra explicación porque, incluso, mi mamá durmió en la misma habitación con mi hermano, el primero que falleció”, afirma a Correo un pariente de las víctimas.

La anciana de 75 años no presenta ningún síntoma físico, aunque su corazón llora por la muerte de sus dos hijos ocurridas el 12 y 16 de abril, respectivamente.

Ella vivía con ambos en Coishco. Hoy, otro de sus herederos dejó a su esposa e hijos en Nuevo Chimbote para mudarse junto a su madre y acompañarla en estos duros momentos.

“Mi vida ha dado un giro. Dejé a mi familia para cuidar a mi madre porque no camina bien. La vida continúa y tenemos que seguir para adelante”, señala.

INDIGNACIÓN

El padre de familia no olvida la indolencia con la que médicos, enfermeras del hospital Regional , así como el Centro de Hemodiálisis Chimbote SAC trataron a su hermano que padecía insuficiencia renal.

“Mi hermano tenía coronavirus, pero eso no lo mató sino la falta de diálisis. Llevaba dos semanas sin recibir sus sesiones. Imagínese, él tenía que dializarse dejando un día, en 15 días son entre seis y siete sesiones, por eso estaba volando en urea y la clínica de hemodiálisis se negaba a atenderlo a pesar de la intervención de la Fiscalía. Nos dijeron que sus equipos son muy costosos y se iban a contaminar. No les importó la vida de mi hermano”, cuestionó.

El dolido pariente dejó una reflexión. “De este mundo nadie se va sin pagar, por más profesionales que sean no cambian su actitud y eso es malo. Un médico y una enfermera tienen una vocación, independientemente de que el sistema esté en crisis, y deben ser más sensibles al dolor ajeno”, aseveró.

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