En la majestuosidad de los Andes, Mitzy despierta cada día con un propósito claro: cambiar la realidad de las niñas, adolescentes y mujeres de su comunidad. Desde Acomayo, un distrito cusqueño donde la vida transcurre al ritmo del campo, esta adolescente de 15 años desafía estereotipos y lucha por un futuro libre de violencia de género.
A simple vista, su rutina parece la de cualquier adolescente. Va al colegio, practica deportes, disfruta de la lectura y las películas. Pero detrás de esa cotidianidad, Mitzy sostiene una voz firme que, desde los 11 años, la ha convertido en un referente de cambio. Fue entonces cuando se unió al proyecto ‘Decidir sin Violencia’ de Plan International, asumiendo el rol de educadora par con un compromiso inquebrantable. Su misión: acompañar a otras niñas y adolescentes en la construcción de espacios seguros y de confianza.
“Estas acciones me han hecho sentir bien, ya que ayudo a que ellas tengan espacios seguros donde se puedan expresar con libertad, comodidad, y así poder cambiar las realidades de otras niñas y adolescentes como yo”, dice con determinación.
En estos cuatro años, su liderazgo ha dejado huella. Ha impartido talleres sobre la eliminación de la violencia de género, promovido el rompimiento de roles tradicionales a través del deporte e impulsado acciones de incidencia política en su comunidad. Su mayor logro hasta ahora ha sido presentar ante el alcalde de Acos un plan que evidenciaba las problemáticas que afectan a la niñez y adolescencia, consiguiendo la aprobación de una ordenanza municipal que prohíbe la venta de alcohol a menores de edad. “Cuando vi que mi propuesta se hacía realidad, supe que las voces de las adolescentes sí pueden generar cambios”, cuenta.

El impacto de su labor es visible. Hoy, en su comunidad, cada vez más mujeres emprenden y participan activamente en la economía familiar. En su colegio, los estereotipos empiezan a desvanecerse: las niñas juegan fútbol, los niños se animan con el vóley, y la igualdad de oportunidades deja de ser un sueño lejano.
Mitzy sueña con seguir promoviendo el cambio, ya sea desde su comunidad, en la universidad o en su futuro trabajo. Aspira a ser odontóloga y tener su propia clínica, pero su meta va más allá: quiere un Perú donde todas las niñas y mujeres se sientan seguras, fuertes y capaces de alcanzar lo que se propongan.
Su historia es un recordatorio de que el cambio es posible cuando hay voces valientes que se atreven a desafiar lo establecido. Como Mitzy, miles de adolescentes en Perú están liderando iniciativas para erradicar la violencia de género, respaldadas por programas que reflejan el anhelo de una sociedad más justa y equitativa.
“A todas las niñas y mujeres en mi país les diría que no se detengan ni se limiten. Nosotras podemos lograr todo lo que nos propongamos”, afirma Mitzy con la certeza de quien ya está marcando la diferencia.