La pandemia de la COVID-19 no sólo perjudica la salud de millones de peruanos a nivel nacional, sino también las actividades económicas y hasta tradicionales, como la renovación y mantenimiento del famoso puente inca de Q’eswachaka, que recientemente se cayó en Cusco debido a que no fue tratado por los pobladores de la zona como se estilaba año a año, debido a la coyuntura que estamos atravesando.

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Con profundos mensajes de pesar, los comuneros de la zona de Quehue en la provincia de Canas, informaron acerca de la caída del rústico puente, construido a base de fibra vegetal (ichu), por lo que su mantenimiento anual y constante hacía que siga en pie desde la época de los incas.

Esta faena tradicional de tejido y reemplazo de las fibras anteriores por unas nuevas se llevaba a cabo sin interrupciones el primer domingo de junio, sin embargo el año pasado no se realizó por las órdenes de inamovilidad y distanciamiento, viéndose los resultados ahora.

El mantenimiento de este puente llama la atención de locales y extranjeros, considerándose un punto de encuentro y de turismo por muchos años, incluso diferentes operadoras turísticas armaban paquetes para ir a presenciar el proceso de ’minka’ para restaurar el puente.

En agosto de 2009 el entonces Instituto Nacional de Cultura del Perú declaró como Patrimonio Cultural de la Nación el “ritual de renovación del puente Q’eswachaka, así como los conocimientos asociados a su historia y construcción”.