En el panel ‘Experiencias en el tratamiento de valores arqueológicos en la instalación de infraestructura de gas natural: ¿Qué hacer?’, en el marco del evento Perú Energía Sur Cusco, representantes del sector energético y cultural compartieron casos concretos sobre cómo es posible ejecutar proyectos de gran escala sin afectar el valioso patrimonio arqueológico del país.

Nikolai Álvarez, jefe de Comunicaciones de Promigas Perú, destacó que en las cinco regiones donde opera la empresa (Lambayeque, La Libertad, Cajamarca, Áncash y Piura), se han implementado más de 5 000 kilómetros de redes de distribución de gas natural, respetando plenamente las normativas de protección arqueológica. En ese proceso, Promigas ha desarrollado 13 planes de monitoreo arqueológico, obtuvo más de 10 certificados de inexistencia de restos y ejecutó evaluaciones como el proyecto en Vichayal, Piura.

Uno de los casos más emblemáticos fue en 2020, cuando se registraron alrededor de 30 hallazgos arqueológicos, incluyendo más de 190 piezas cerámicas y restos óseos humanos. “Todo esto demuestra que sí es posible traer desarrollo a las ciudades sin afectar el patrimonio cultural”, afirmó Álvarez.

Por su parte, José Hernani, subgerente de HSE de Transportadora de Gas del Perú (TGP), compartió la experiencia del proyecto de 730 km de gasoducto entre Cusco y Lima, ejecutado entre 2001 y 2004, durante el cual se identificaron más de 1 000 evidencias arqueológicas y se delimitaron 355 sitios arqueológicos, además de rescatar 75 sitios. Este esfuerzo se realizó en coordinación con el Ministerio de Cultura, con el que firmaron un convenio de colaboración mutua que permitió, entre otras cosas, exhibir los hallazgos en museos locales.

Hernani también relató la importancia de la fase de expansión (2009-2014), donde en la zona de León Dormido (Mala), se hallaron restos de la cultura Paracas más al norte de lo registrado anteriormente, gracias a estudios genéticos realizados con los restos encontrados. “Los proyectos de inversión no son una amenaza, sino una oportunidad para trabajar a favor del patrimonio cultural”, enfatizó.

Desde el sector público, Marco Del Pezo, jefe de la Subunidad de Patrimonio de Inmuebles Prehispánicos de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Cusco, valoró positivamente el aporte de estos proyectos al conocimiento arqueológico del país. “Gracias a ellos, muchas veces descubrimos sitios que aún no han sido registrados oficialmente”, señaló.

Del Pezo también explicó las recientes modificaciones al reglamento de intervenciones arqueológicas (DS 004-2025), que introducen nuevas herramientas como el Diagnóstico Arqueológico de Superficie (DAS), un procedimiento que acelera los estudios preliminares sin necesidad de autorización previa del Ministerio de Cultura, salvo que se intervenga en zonas ya declaradas patrimonio cultural.

Sin embargo, advirtió que cuando los plazos de las obras no se alinean con los procedimientos arqueológicos, se generan conflictos operativos. En estos casos, si no es posible desviar el trazado de una obra, se debe aplicar un Proyecto de Rescate Arqueológico como última medida, un proceso ya conocido y ejecutado en múltiples ocasiones en la región Cusco.

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