La Semana Santa en forma parte de las principales celebraciones en torno al calendario católico y es celebrada con una variedad de prácticas religiosas, donde el poblador renueva su fe y cercanía a Cristo.

Algunas de estas actividades son llevadas a cabo a través de tradiciones culturales que han permanecido vigentes a lo largo de nuestro devenir histórico; en las que confluyen diversos componentes de orígenes andinos y católicos, las cuales son evocados a partir de las vivencias colectivas.

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Dentro de los varios elementos culturales materiales e inmateriales que conjugan en las celebraciones de la Semana Santa en Huancavelica, existe una de muchas tradiciones asumidas por la población y preservada desde varias generaciones pasadas, se trata de la tradición de recoger el “anku quichka” una variedad de cactus de la especie “austrocylindropuntia subulata”.

Esta variedad puede ser encontrada a las afueras de la ciudad; esta tradición es parte fundamental dentro de las celebraciones de la semana santa y guarda un importante y significativo mensaje para el poblador.

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El viernes santo de cada año, durante la Semana Santa, en horas de la madrugada familias y grupos de personas de la ciudad se trasladan hacia los parajes de Qichkawayqu, Pukarumi, Seqsechaka y San Jerónimo, para recorrer los sitios en busca del anku quichka este cactus o “espina” debe tener la forma natural de una cruz, la cual será adornada con flores silvestres en las puntas de cada espina que salen del tallo.

Luego del retorno de los pobladores a su vivienda el “anku quichka” es ubicado en la parte superior de la puerta que sirve de ingreso a la vivienda en señal, por un lado, de buen augurio para el hogar, pues buscan la protección de Cristo y por el otro para rememorar su fe.

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Para el poblador huancavelicano esta tradición guarda en su práctica valores simbólicos importantes en la revitalización de su fe católica e identidad cultural, según la creencia popular si durante el recojo del “anku quichka” alguna de las espinas que sale del tallo de este, llega a incrustarse en la piel de la persona que se encuentra recogiéndolo, esta simboliza el acompañamiento al dolor o sufrimiento que Cristo vivió cuando estaba crucificado; otros testimonios refieren que si alguna de las espinas, que van recogiendo, se clava en la piel de las personas, esto es porque tienen algún pecado y el dolor provocado por la picadura es una forma de expiarlas.

Esta tradición guarda una estrecha relación con el complejo sistema de creencias y tradiciones de la Semana Santa en Huancavelica, la importancia de su práctica se manifiesta en la afirmación de la identidad del poblador y la constante renovación de la fe.

Valoremos todo aquello que nos representa y que guarda un profundo significado en nuestras vidas.