Irna Asto Rivera (18) estaba condenada a vivir con diálisis, sin embargo, gracias a un trasplante doble de hígado y riñón en el Instituto Nacional de Salud del Niño (INSN) , superó una enfermedad hepática y renal que la aquejaba por largo tiempo y volverá a continuar con sus proyectos de vida.
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A los 11 años los médicos del INSN le diagnosticaron sus enfermedades y empezaron un tratamiento, así mismo fue colocada en la lista de trasplantes a la espera de un donante de órganos. Tras siete años de espera el pasado 29 de agosto ingresó a la sala de operaciones para el trasplante doble de órganos, la intervención duró más de 15 horas y demandó la participación de 50 profesionales de salud.
“He pasado siete años dializándome. Ahora que me trasplantaron, me siento feliz por los dos órganos que tengo y agradezco a los doctores por su apoyo. Gracias también al donante y a su familia por decidir donar, les agradezco por brindarme una oportunidad de vida”, comentó la joven.
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Su padre, Mauricio Asto, contó que ver a su hija pasar por tres hemodiálisis semanales era lo más doloroso y difícil de vivir como padre. Durante los años en que Irma entraba y salía de los hospitales, su esposa falleció.
A pesar de las adversidades padre e hija no se rindieron y hoy Irna vuelve hacer planes a futuro, ha decidido retomar sus estudios y en un futuro convertirse en enfermera. Ella está lista para regresar a casa y reencontrarse con sus seis hermanos.