El Willanakuy: la forma cómo se organizan los vecinos para combatir la delincuen
El Willanakuy: la forma cómo se organizan los vecinos para combatir la delincuen

En el barrio San Francisco, ubicado en Ocopilla, la vida es aparentemente tranquila, pero quienes residen allí, saben que el peligro acecha y no les queda más que estar alertas para cuidar a sus familias y lo poco que tienen de valor. Los vecinos se han organizado en el Willanakuy, que es un sistema de comunicación rápida y recíproca. Para alertar del peligro, se presiona un botón, colocado en el frontis de una vivienda en la avenida principal. Cuando los vecinos escuchan la alarma, salen corriendo a capturar a los delincuentes y rescatar a las jovencitas o niños que podrían ser secuestrados y llevadas a hacia el cerro, donde nadie podrá salvarlos.

SE ENFRENTA. Herlinda Huayta Huaraca, es una mujer aguerrida, que hace más de 12 años integra la junta vecinal, ya conoce hasta 3 alcaldes en Chilca. “Aquí vienen sujetos ebrios, escolares que se van al fondo del cerro cuando se evaden de las clases, pero también llegan extraños a bordo de moto o autos que en plena marcha arranchan las carteras o celulares y como no hay mucha seguridad nosotros somos los primeros en enfrentarlos, a mi no me da miedo, aquí las mujeres tenemos que ser más fuertes”, comenta la dirigente vecinal. 

A unos pasos de Herlinda, en el río Chilca, varias mujeres están en el lecho del afluente lavando sus ropas, ya que el agua es lo que escasea en esta zona y por eso el río es una fuente de abastecimiento, aunque no se trate de agua potable. El río nace en la catarata de Ocopilla, un hermoso lugar, muy visitado por arriesgados turistas. No obstante en el trayecto está la cueva, que la antítesis de la concurrida catarata, esta zona rocosa fue abandonada luego de una supuesta exploración minera y ahora allí concurren los fumones y es la guarida de los delincuentes. 

Al interior está plagado de grafitis pero además en el suelo hay condones usados y hasta huellas de sangre. En este barrio de Ocopilla, viven unos 500 habitantes, las calles están llenas de polvo, porque aún no han asfaltado y en lo alto de los cerros han construido casas de adobe, calamina y plástico. Herlinda es un poco desconfiada y lo único que pide de las autoridades, le provean de herramientas para seguir en su lucha contra la delincuencia, por eso pide pitos, alarmas y chalecos. Ella coordina con el Serenazgo de Chilca, ya que son los primeros en llegar cuando pide auxilio.

APOYAN. Los serenos de Chilca y la Policía Nacional son clave para incentivar la organización vecinal en Chilca.