Cuando los perros lo arrastraban hasta su madriguera, Amancio Quiñones Salazar (63), pensó que iba a morir; rogó a Dios por su vida y gritó pidiendo auxilio. Afortunadamente para él, un vecino que pasaba lo escuchó fue a socorrerlo y llamó a la Policía que hizo un disparo al aire para espantar a los bravos perros.

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El estibador se salvó de milagro y vive para contarlo.

El hecho ocurrió a las 8:00 de la noche del fin de semana. Amancio Quiñones, regresaba de visitar unos familiares, por Yanama y decidió cortar camino por el puente San Martín.

Fue en ese momento que aparecieron varios canes ladrando y en segundos ya eran 30. El trabajador trató de evadirlos, pero lo tumbaron para morderle todo el cuerpo.

“Me arrastraron como cualquier animal a su presa, ya no podía ni respirar”, comenta casi sin creer como pudo salvarse del ataque de la jauría.

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“Me llevaron al hospital Carrión, estoy como un cernidor”, comenta el estibador haciendo referencia a la cantidad de mordidas que tiene en su débil cuerpo, el trabajador no puede caminar por la herida de gran tamaño que tiene en el pie derecho. El anciano necesita ayuda, cualquier apoyo llame al 959544764.

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