El Tullupampay es una costumbre ancestral que se practica en varias partes del valle del Mantaro pero de manera particular en el distrito de Santiago León de Chongos conocido como Chongos Bajo en la provincia de Chupaca, región Junín. Consiste en preservar los cráneos de los seres queridos a modo de guardianes, pues se cree que estos se encargan de cuidar el hogar.

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La señora Victoria Balbín Muñico (74) cumple con esta tradición todos los años y lleva al cementerio a sus dos calaveritas para que reciba la bendición. En su vivienda ella les arma un altar que adorna con los manjares favoritos de las personas a las que los huesos les pertenecieron en vida, también con tantawawas, frutas, caramelos y la hoja sagrada de la coca.

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Uno de los cráneos le pertenece a su bisabuelo, a quien no recuerda mucho, pero el otro es de su amado hijo Aníbal quien murió a los 8 años. “Tenía una dolencia al corazón y se le llenó de agua el pulmón, estuvo en el hospital y pero falleció en la casa (...) lo enterramos en un nicho pero este se cayó por la lluvia, es que era de adobe no de ladrillos, mis hijas vieron que la calaverita de su hermano se conservaba y se lo trajeron”, cuenta.

Alrededor de las 10:00 horas, inició la ceremonia en el cementerio de Chongos bajo, hasta allí llegaron decenas de personas con las calaveras que guardan.

Para ser sinceros, no todos guardan los cráneos de sus familiares, otros han encontrado las calaveras en alguna visita a otro lugar o incluso las han recibido de regalo. “Si han aparecido en nuestro camino por algo será”, y se las llevan a sus hogares. “Hay que tener fe”, comenta la señora Gudelia.