En Junín 692 mujeres han sido víctimas de agresión en solo un mes
En Junín 692 mujeres han sido víctimas de agresión en solo un mes

Este mes se conmemora el Día Internacional de la Mujer y muchas aún siguen sufriendo en silencio. En el primer mes del 2020, en la región Junín se registró un total de 801 casos de violencia familiar, de los cuales, 692 casos fueron contra las mujeres.

Según información del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP), las provincias de Huancayo (250 víctimas), Jauja (83 víctimas), La Oroya- Yauli (49 mujeres) y Satipo (más de 40 agresiones a mujeres) son las que registran más denuncias por agresiones presentadas en el CEM y comisarías de su sector.

REGISTRO. Del total atendido durante enero del presente año, el 86.4% (692 casos) siguen siendo mujeres de diferentes edades; los varones representan un 13.6% (109 casos).

Asimismo, el primer consolidado regional del año arrojó que se registró un feminicidio y dos tentativas. La mayoría de víctimas son de 18 a 59 años (68.5%).

En lo que respecta al tipo de violencia que sufren las víctimas se detalló que la violencia psicológica 50.6% aún sigue siendo la primordial, seguida de la violencia física 40.7% y la sexual representa el 8.7% de lo registrado hasta el momento.

A pesar de no tener el balance oficial del mes de febrero, representantes del CEM Huancayo informaron que ya se habría superado los 100 casos.

Ante estas lamentables cifras, la psicóloga representante del Centro de Salud Mental Comunitario de Chilca, Katherin Castro Flor, aseguró que se continúan incrementando los casos de pacientes referidos del CEM, Poder Judicial y Ministerio Público.

“La violencia es el resultado de una sociedad que limita a la mujer. Es cuestión de educación, sensibilización y ayuda profesional. El empoderamiento sigue creciendo y cada vez más mujeres se atreven a denunciar pero aún se necesita mayor trabajo”, manifestó.

Agregó que en muchos de los casos, aún persiste por dependencia emocional, cuestión económica, familiar (hijos) y otros recursos personales que impiden a la persona identificar las señales de alerta y salir de la relación tormentosa.

“Se habla mucho de machismo, pero es necesario también que las mujeres, mediante la educación desde la familia, puedan identificar las agresiones disfrazadas de amor. El amor propio debe estar presente en cada una de nosotras”, señaló.

Por otro lado, Castro Flor explicó que no solo se debe evaluar al agresor, sino también, las condiciones de vida y educación que recibe y recibió la víctima. Así, se puede descubrir los motivos por cual la persona llegó a establecer relación con una persona agresora y porque tenía temor a denunciar.

“La historia de vida es importante, nos permite reconocer un estilo de vida dañino con violencia entre padres e hijos. Los recuerdos de la infancia muchas veces quedan en una persona violenta y la víctima”, remarcó la especialista.

SEÑALES. Para seguir educando una relación sana y sin violencia, la especialista Katherin Castro indicó algunas de las señales de agresión más comunes con las que inician las parejas.

Entre ellas están las faltas de respeto, control de forma de vestir, celos, prohibiciones de salir y hacer amigos y control de redes sociales o celular. De igual manera, pueden llegar a encerrarlas y exigir que dejen sus trabajos por el deseo de controlar las relaciones exteriores que tiene la persona.

“Cuando una mujer deja de ser ella misma, entonces ya se tienen signos de violencia. La violencia psicológica es mayoritaria porque muchas veces no se denuncia y se vive con miedo. En la actualidad la mayoría de mujeres trabaja, por ello, se ya no se depende económicamente y se demuestra el empoderamiento”, comentó.

Por último, la especialista del Centro de Salud Mental aseguró que el tratamiento gratuito para quienes sufren de violencia familiar se realiza con cinco especialistas; enfermera, psicólogo, médico, psiquiatra y trabajadora social.

El tratamiento sirve para identificar problemas de ansiedad, depresión, pensamiento suicidas y otros trastornos que pueden generar la convivencia agresiva.