La producción de café en Pichanaqui, motor económico del distrito y sustento de unas 3 mil familias, enfrenta desde el 2014 un enemigo persistente que es la roya amarilla. Esta plaga ha reducido drásticamente el rendimiento por hectárea y ha relegado a Junín del primer al tercer lugar en producción nacional.
“Queremos recuperar ese puesto, pero para ello tenemos que trabajar en el tema de la roya principalmente. Todo lo demás el productor lo está haciendo”, explicó el subgerente de Desarrollo Agropecuario, Boris Calderón.
Según Basilio Ramos, vicepresidente de la Federación de Cafetaleros de Pichanaqui, más del 80% de las plantaciones se vieron afectadas, dejando a muchas familias endeudadas y a terrenos enteros abandonados.
“Ha sido fuerte, hemos perdido. Seguimos todavía con los rasgos ahí, tratando de levantarnos”, lamentó.
Las pérdidas no solo se reflejan en los ingresos, sino también en la caída del rendimiento, ya que de 12 quintales por hectárea en años anteriores, bajamos de 8 o 9 quintales. Aunque el precio internacional ha permitido mantener un margen de subsistencia, una eventual baja podría agravar la crisis.
“Si nuestros precios bajaran a menos de 10 soles como antes, estaríamos mal”, advirtió Ramos.