Para muchos pacientes que acuden al, Agustín Carlos Canales Chilquillo (50) es un ángel caído del cielo. Este a diario se pone su mascarilla, una casaca que lo abrigue e ingresa al hospital a las 5 de la mañana. En el cuello, lleva colgado un maletín pequeño, donde tiene su cargamento de habas tostadas, maní acaramelado, pecanas y almendras.

El amigo camina por los pasillos. Allí lejos de ofrecer sus productos, el “Señor Habitas”, como le dicen la gente de cariño. Acoge a las personas que apresurados se acercan para que los oriente.


TESTIMONIO.

Wenceslao Ojeda Chávez, un paciente post operado de la próstata, es una de esas personas que lo buscó ayer, en sus documentos le faltaba un sello del SIS y no sabía donde estaba la oficina.

“Es loable su labor, pese a no trabajar en el hospital es la única persona que nos orienta con amabilidad, yo necesitaba un sello del SIS y no sé donde está la oficina, pero el conoce donde está todo en el hospital”, dijo contento Wenceslao.

“Cada paciente tiene un caso distinto y allí voy a estar para orientarlos” menciona Agustín. La mayoría llega con su referencia de un centro de salud y Agustín los lleva a la ventanilla del Sis, para concretar la cita con el especialista. Los terminalistas piden copias, de algunos documentos, que el voluntario, ya sabe cuales son.

Están también, los continuadores, los que tienen referencia vigente, ya fueron atendidos por el médico, pero requieren una nueva cita, otros ya tienen sus resultados de laboratorio y nuevamente tienen que ir donde su médico para que le indique el tratamiento o si será operado.

Siempre encuentra sentados y tristes a los pacientes, se acerca amablemente para prestarles ayuda.

Aunque muchas veces las personas no tienen para comprar sus productos, pero como suelen acudir varias veces al hospital, en una próxima le compran, en agradecimiento a su labor voluntaria.

Las técnicas, enfermeras y médicos de los consultorios también muestran su afecto, porque, a viva voz está que llama a los pacientes, que están en la sala de espera.


pandemia. Recuerda que cuando empezó la pandemia en el año 2020, las puertas del hospital se cerraron, ya que el ingreso era restringido por los contagios masivos de la Covid-19.

En es ocasión vendía en las calles para sobrevivir, pero siempre se daba sus vueltas por el hospital y las personas lo reconocían y le pedían volver.

En abril del 2021, al ver que las restricciones para ingresar al hospital se levantaban poco a poco, se acercó y habló con el director de ese entonces que conocedor de su labor altruista, autorizó que pueda ingresar al hospital, los pacientes eran los más felices con su retorno, ya que hay muchos trámites que son difíciles de cumplir.