Hampiq 4.0 es mucho más que un robot, es un aliado de la salud. Creado por dos adolescentes en un aula escolar, este asistente médico busca responder a uno de los mayores retos del país, la falta de acceso al servicio de salud en las zonas rurales. Rodrigo Huiñac Salgado y Leonardo Matamoros Ramos, ambos de 16 años, han desarrollado Hampiq, un robot asistente médico capaz de diagnosticar, dispensar medicamentos, recomendar plantas medicinales y hasta ofrecer acompañamiento psicológico.

Historia

La propuesta fue probada en Chupuro, Chongos Bajo, Chongos Alto y 3 de Diciembre, donde atendió a decenas de personas. Rodrigo, estudiante del colegio Nuestra Señora de Fátima de Pío Pata y aspirante a Medicina, explicó que la idea nació de la realidad dura: “En hospitales como el Carrión y El Carmen la saturación es constante, y en las zonas rurales se carece. En Chupuro vimos que solo había atención médica en horarios limitados. Una señora nos contó que su nieto murió porque una tos se convirtió en neumonía. Eso nos motivó a buscar una solución”. La historia de Hampiq comenzó hace tres años, cuando sus creadores estaban en segundo de secundaria. “La primera versión solo dispensaba vitaminas y respondía con “sí” o “no”. Con el tiempo añadimos micrófonos, circuitos y sistemas más potentes”, indicó Leonardo.

Hoy, en su cuarta versión, es un robot capaz de diagnosticar síntomas básicos, entregar medicamentos y plantas, guardar historiales médicos en la nube y hasta ofrecer orientación psicológica.

Leonardo, apasionado por la mecatrónica, resalta lo más innovador. “La inteligencia artificial de Hampiq no es prestada de Google, la programamos desde cero y aprende de cada entrevista, por eso interactúa de forma más humana”, refirió.

El robot está hecho con materiales reciclados y biodegradables, como MDF y piezas de monitores, lo que refuerza su enfoque sostenible.

Idiomas

Una de las principales novedades es que Hampiq ya no es “solo una máquina”. Ahora conversa de forma amigable, reconoce nombres y responde en varios idiomas, desde quechua y aymara hasta inglés y chino.

“Al inicio muchos tenían miedo de interactuar con un robot, pero ahora habla como una persona y la gente se siente más cómoda”, remarcó Rodrigo.

En las pruebas de campo, los pobladores resaltaron no solo la utilidad del robot, sino también su diseño inspirado en patrones andinos que refuerzan la identidad cultural. Con el apoyo de su asesor y docente Carlos de la Cruz, los jóvenes crearon la empresa Runa Tech para impulsar su proyecto. Se preparan para competir en Eureka, el mayor concurso nacional de innovación.

Aunque están a punto de culminar la secundaria, ambos aseguran que no abandonarán el proyecto. A través de Runa Tech, planean seguir desarrollando nuevas versiones de Hampiq y expandir su uso. “Queremos que llegue no solo a comunidades rurales del Perú, sino al mundo”, manifestó Rodrigo.

Por lo pronto, el desafío inmediato es seguir perfeccionando al asistente médico y consolidar su participación en concursos que permitan escalar la iniciativa.