En el Día del Maestro, historias como la de Ademir Pomachagua en la selva central y el llamado del Colegio de Profesores de Junín exigen atención urgente a las brechas en infraestructura, conectividad y pensiones para dignificar la labor docente en zonas rurales.
En el Día del Maestro, historias como la de Ademir Pomachagua en la selva central y el llamado del Colegio de Profesores de Junín exigen atención urgente a las brechas en infraestructura, conectividad y pensiones para dignificar la labor docente en zonas rurales.

Hoy se conmemora el Día del Maestro y, en la región Junín, más de 28,700 docentes enseñan diariamente en aulas rurales y urbanas, formando a las futuras generaciones del país con esfuerzo y compromiso, a pesar de las limitaciones en infraestructura, conectividad y acceso.

Ademir Pomachagua, de 47 años, es un docente con 15 años de experiencia en Educación Básica Regular (EBR) y Educación Básica Alternativa (EBA), quien inició su vocación en las escuelas de la selva central, atendiendo a comunidades olvidadas por el Estado. “La motivación nace al ver que esos estudiantes necesitan que un maestro llegue hasta ellos para brindarles la educación que merecen, ya que por razones económicas no pueden salir en busca de mejores oportunidades”, relató.

Recuerda sus días en la IE San Miguel de Centro Saureni, en Mazamari, donde no tenían energía eléctrica y debía salir de madrugada para llegar en camionetas por trochas peligrosas, o su labor en la comunidad nativa de Shaki, donde el trayecto demoraba más de hora y media. Hoy, continúa su trabajo en el CEBA San Ramón de Chanchamayo, llevando a sus alumnos a destacarse en concursos de lectura y narración, demostrando que la educación transforma vidas a cualquier edad.

Carlos Suárez, decano del Colegio de Profesores del Perú – Región Junín, con 25 años de experiencia en educación, destacó que los verdaderos héroes de la educación son los docentes del Perú profundo. “Son artistas que crean estrategias con lo poco que tienen y muchas veces dejan a sus familias para llegar a comunidades remotas donde el Estado no llega”, afirmó.

Suárez pidió al Estado atender las carencias del sector: 854 instituciones educativas en Junín presentan infraestructura en estado malo o muy malo, muchas construidas de madera por los propios comuneros, sin pizarras adecuadas ni acceso a internet. Además, resaltó la necesidad de implementar herramientas de inteligencia artificial con criterio pedagógico para cerrar brechas y mejorar la calidad educativa en zonas rurales.

“El futuro de la educación depende de que el Estado reconozca y atienda las condiciones en las que se enseña en las zonas más alejadas. Los maestros estamos comprometidos, pero necesitamos apoyo real para que nuestros estudiantes tengan las mismas oportunidades”, subrayó Suárez.

Este Día del Maestro, la historia de Ademir Pomachagua y el llamado de los docentes de Junín recuerdan que educar es un acto de amor y resiliencia, y que los maestros del Perú profundo continúan sembrando futuro, aún en medio de las dificultades.