El reciente crimen ocurrido en Jauja, en el que Esteban Rojas es el principal sospechoso del presunto feminicidio de Lucía Retoblo, una joven madre de 18 años, ha conmocionado a toda la región. El hecho causa mayor indignación ya que habría ocurrido delante del hijo de la víctima, un niño de tan solo tres años de edad.

No es el único caso. Ayer, Efraín Pecho (50), golpeó brutalmente a su esposa Marleni H.P. delante de su hija de 4 años. La niña intentó defender a su madre del monstruo que la golpeaba sin cesar, pero al ver la valentía de la pequeña el sujeto amenazó con torcerle el cuello. Afortunadamente, no cumplió su amenaza.

Pero, ¿qué consecuencias tienen estos hechos de violencia en la salud mental de un niño que presencia un acto tan atroz? Correo conversó con el psicólogo clínico Joe Lindo Lazo, para entender la magnitud del impacto emocional y los caminos posibles para sanar.

Psicólogo, este caso es sumamente delicado, sobre todo porque el menor presenció el acto ¿Cuánto daño ha sufrido el menor?

Cuando un niño es testigo de un crimen, su mundo interno se fractura profundamente. Y al estar aún en desarrollo, no tiene las herramientas necesarias para procesar de manera adecuada un evento de tal magnitud. Lo que para un adulto ya es abrumador, imagínate lo que puede ser para un niño. Desde la perspectiva clínica, se interrumpe bruscamente su sentido de seguridad y su visión del mundo como un lugar confiable.

¿Qué tipo de consecuencias podría generar esto?

Una de las consecuencias más frecuentes es el desarrollo del estrés postraumático. También pueden aparecer síntomas de ansiedad generalizada, regresiones en el desarrollo; el niño no va a desarrollarse adecuadamente. Puede empezar a tener miedo incluso de salir de casa, y esto se irá agravando según la edad que tenga. Incluso pueden llegar a sentir culpa y vergüenza, aunque no hayan tenido ningún rol en lo ocurrido. El hecho de que el crimen haya sucedido entre personas cercanas, que debieron brindarle protección y no lo hicieron, genera una culpa incomprensible en él, pese a no haber sido partícipe.

¿Qué tratamiento psicológico podría recibir un niño de esa edad en este caso?

Al ser un niño que recién está empezando a crear su perspectiva del mundo, llevar terapia con un psicólogo o psicoterapeuta es muy importante. Pero lo más importante es que tenga personas cercanas que le brinden seguridad, esa seguridad que cree haber perdido. Sé que en algunos casos, cuando no hay padres, los niños van a centros de acogida residencial, donde tienen cuidadores o cuidadoras que empiezan a reconstruir ese vínculo. Si son otros familiares quienes se hacen cargo, eso también puede ayudar. Lo más importante es que estén presentes, le brinden afecto y le ayuden a recuperar la confianza en las personas y en la vida.

¿Hay posibilidad de que recupere totalmente esa confianza en el mundo y en las personas?

Lamentablemente, siempre quedan cicatrices. Se puede lograr que el niño sea funcional en la vida, pero el trauma y el dolor quedan. En algún punto de su vida, siempre van a estar presentes. No es que se recupere al 100%. Puede volverse funcional, sí, pero la cicatriz y la herida siempre quedarán.

¿Y si no recibe ningún tratamiento?

En ese caso puede detonar incluso trastornos mucho más complejos. Puede pasar lo contrario de lo esperado. Si ahora siente miedo, luego puede volverse un posible delincuente o desarrollar conductas violentas. Al ver la violencia como algo normal, puede repetir lo vivido. Es una ruleta rusa. Siempre el trauma va a estar presente. Y si desarrolla un trastorno más grave, ya no hay vuelta atrás. Puede arruinar totalmente su vida.

¿Esto se complica al no contar ahora con su madre?

Definitivamente. Como lo comentaba, es muy importante que tenga un tutor, un familiar conocido, alguien en quien pueda confiar, para que comience a sentirse seguro nuevamente. En este momento, ese niño está en shock. Tiene un conflicto en su cabecita, se pregunta “¿dónde está aquella persona que me protegía y me cuidaba? ¿Ahora quién lo hará?”. Pobrecito. Pobre corazoncito, pobre cabecita. Está desolado. La desesperación interna es fuerte. Y lo único que un niño quiere es vivir, confiar, relacionarse, sentirse protegido. Pero si no hay nadie que le brinde eso, esto va a ir gangrenando su alma. Es urgente un tratamiento y acompañamiento psicológico. Definitivamente. No hay otro camino.