Jorge Valenzuela fue incorporado a la Academia Peruana de la Lengua en 2022. FOTO: ALESANDRO CURRARINO/EL COMERCIO
Jorge Valenzuela fue incorporado a la Academia Peruana de la Lengua en 2022. FOTO: ALESANDRO CURRARINO/EL COMERCIO

El escritor, catedrático e investigador Jorge Valenzuela Garcés (Lima, 1962) acaba de ganar la VIII Bienal de Ensayo del Premio Copé, uno de los más importantes del país, con un trabajo sobre la obra de Franz Kafka. Conversamos con él a propósito de este reconocimiento.

Quisiera empezar preguntando lo que significa un premio. Para muchos escritores no es importante, algunos lo rechazan, como Sartre o Marías en algún momento. Para un escritor con su trayectoria, ¿qué representa este premio y qué representa el Copé en específico?

Un premio literario es un reconocimiento a la obra, pero un escritor no debe depender de los premios para escribir. De hecho, una obra debe generarse al margen de ellos. Escribir es un acto personal, una forma de vivir, de establecer un diálogo con el mundo. Algunos como Sartre, rechazaron el Nobel por cuestiones de índole personal. Según sus palabras, los premios oficiales se habían convertido en una especie de chantaje impuesto al lector para leer al premiado. Marías, a su vez, rechazó el Premio Nacional de Narrativa en España (un premio oficial) porque no quería deberle políticamente a ningún gobierno. Ambas posturas son respetables y, creo yo, ejemplares. Con respecto al Copé, creo que es consenso de que es uno de los más relevantes premios literarios del medio y, desde luego, es importante para .

En su caso, el premio llega en medio de una carrera como investigador, docente, escritor. ¿Cada grado o cada libro son también reconocimientos perseguidos?

El mejor reconocimiento a la obra, al margen de los premios, es el de los lectores y también de los críticos cuando son constructivos. La carrera de un escritor es también una carrera académica. Hoy, no hay escritor serio que no haya pasado por la universidad o tenga una gran formación como lector. Estoy de acuerdo en lo que dices: cada libro, además de ser el producto de una investigación, suma a tu carrera un valor simbólico, lo que llamamos el prestigio del escritor.

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En la ceremonia de premiación del Copé, Ricardo González Vigil habló sobre la necesaria diferencia que se debe hacer entre un ensayo y un estudio académico. El primero supone una aproximación subjetiva, personal al objeto de estudio con la necesaria presencia de calidad literaria a partir del empleo del lenguaje. ¿Todo buen escritor podría ser un buen ensayista? ¿Qué recursos necesita el ensayista?

Creo que sí. En el escritor se da esa permanente exploración en su propia subjetividad. Y ese es el elemento central al momento de escribir un ensayo. El ensayista debe volcarse en lo que escribe, debe dejar aflorar su particular punto de vista sobre su objeto de estudio, que siempre es parcial, dirigido, e inevitablemente sesgado. El artículo de investigación tiene una hipótesis de trabajo que debe ser sometida a prueba a través de un conjunto de argumentos. Esa es la diferencia principal. Creo que otro aspecto fundamental en el ensayo es el manejo de la prosa. Creo que en el ensayo literario o de cualquier índole, la prosa debe ser cuidada y apelar a recursos expresivos que enriquezcan su registro.

Dijo en su discurso de premiación que empezó leyendo La Metamorfosis de Kafka a finales de los 70. ¿Qué fue lo que lo atrajo de su literatura?

La libertad expresiva, la posibilidad de que a través de la literatura pudiera escapar del verosímil realista. Kafka me enseñó que se podía llegar al corazón de los seres humanos a través de la imaginación y la fantasía, pero orientadas al tratamiento de una honda problemática personal. La violenta visibilización de la condición marginal me pareció extraordinaria lejos de la didáctica y la moralina. Kafka establece una distancia con el lector al punto que este puede sentirse confundido y hasta perdido en el mundo ficticio que nos propone.

Lo kafkiano tiene mucho de irrealidad, de sin sentido, de fragmentario. ¿Comparte alguna de estas miradas respecto a nuestra realidad contemporánea y la vida misma?

Kafka nos presenta un mundo en el que la incomunicación y la falta de confianza explica las catástrofes que sufren sus personajes. En su mundo, el absurdo es una manifestación de la incomunicación. Sus historias no tienen fin porque no se llega a establecer una relación sólida y honesta entre sus personajes. Todo es apariencia, simulacro, liquidez, inconsistencia. Su mundo está marcado por la precariedad, lo inestable.

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Hay una carta de Kafka a Felice donde él le dice que le gustaría vivir en lo hondo de un sótano, con lo necesario para escribir, muy concentrado. En ese sentido, ¿es usted un escritor kafkiano?

No en ese sentido. La forma de escribir de Kafka desecha cualquier tipo de objeto que no sea la propia interioridad. La metáfora del sótano nos indica que lo único que necesita Kafka es vincularse con las profundidades de su subjetividad, con ese sótano que todos tenemos en nuestro interior. La vinculación con mi mundo interno es importante al momento de escribir ficción, pero no es la única fuente de la que me nutro.

¿Los escritores descansan después de un premio como este? o ¿ya está desarrollando otro proyecto?

Un escritor nunca descansa. Siempre está preso de una obsesión, de algo que lo perturba y que es la fuente de su escritura. Uno escribe todos los días como una especie de mandato. No tiene que hacerlo físicamente; puede escribir mentalmente, pero siempre está tratando de comprender el mundo a través de los signos de un alfabeto. Ahora estoy trabajando un nuevo libro de cuentos y algunos artículos de investigación.