La Red de Estudios para el Desarrollo (REDES) ha identificado que, en Ica, alrededor de 25 mil niños de entre 6 meses y 3 años sufren de anemia. Según la última Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES), la presencia de esta condición en los niños de este rango de edad ha crecido en un 7% durante el último año.
Detrás de estos números hay un riesgo a largo plazo: cada niño afectado es un futuro talento que podría ver limitadas sus capacidades y su aporte al desarrollo de la región.
Salud preventiva
“La anemia infantil no es solo un problema de salud, es una barrera silenciosa que frena el futuro de nuestros niños. La falta de hierro en la sangre impide que el oxígeno llegue bien a su cuerpo y cerebro, lo que afecta su energía, su aprendizaje y hasta sus sueños. Un niño con anemia se cansa más rápido, le cuesta concentrarse en clase y pierde la oportunidad de desarrollar todo su potencial. Esto no solo impacta en su vida escolar y en las oportunidades laborales que tendrá mañana, sino también en el ingreso y bienestar de su familia, y en la fuerza productiva de toda la región. Combatir la anemia hoy es apostar por una región más próspera y con más oportunidades para todos”, explicó Franco Saito, economista de REDES.
En ese contexto, enfrentar la anemia infantil requiere de una respuesta multisectorial, que combine prevención, diagnóstico temprano, suplementación, orientación nutricional y participación activa de las familias, junto con el respaldo del sector privado.
Uno de los esfuerzos más relevantes es el Programa Anemia Cero, una iniciativa de la asociación Peruanos por Peruanos, que busca movilizar a la ciudadanía para reducir los alarmantes niveles de anemia en el país. Desde su creación en 2023, ha logrado organizar 180 días de ferias itinerantes en Lima Metropolitana e Ica, donde se realizaron más de 22 mil descartes gratuitos de anemia en niños y madres gestantes.
Solo en lo que va del 2025, se han desarrollado 48 jornadas de atención, con 6,000 descartes y 4,550 familias sensibilizadas en prevención. Tras realizar estas jornadas en ambas regiones, se obtuvo que el 31% de niños menores de 2 años evaluados presentaba anemia, así como el 20% de los niños de entre 2 y 3 años. Además, se identificó que el 68% de los menores nunca se había realizado una prueba previa para detectar esta condición.
El objetivo del programa es acercar servicios de salud preventiva y educación nutricional a quienes más lo necesitan, para asegurar el desarrollo de los niños y del país. Cuenta con el respaldo de más de 30 empresas privadas, lo que lo convierte en el esfuerzo más destacado del ámbito empresarial para enfrentar este problema de salud pública.
“La anemia infantil refleja y refuerza desigualdades estructurales: afecta con más intensidad a las familias de menores ingresos, donde el acceso a alimentos nutritivos y atención médica oportuna y adecuada es limitado. Un niño que crece con anemia enfrenta más barreras para desarrollarse plenamente, y eso se traduce en brechas educativas, laborales y sociales que puede arrastrarlas durante toda su vida”, apuntó Saito.
El especialista subrayó la necesidad de una política pública que priorice la participación del sector privado a nivel regional. En esa línea, un estudio del Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico (CIUP) destaca que la colaboración con las empresas es vital para impulsar proyectos.
El informe resalta el mecanismo de Obras por Impuestos (OxI), que permite a las empresas construir obras públicas y luego descontar ese gasto del pago de sus impuestos, un modelo que ha demostrado ser más rápido y eficiente, especialmente en salud y educación. “El desarrollo sostenible y equitativo requiere un trabajo conjunto y bien coordinado entre las entidades públicas y el sector privado”, finalizó.
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