Un grave caso de presunta ha conmocionado a la provincia de Chincha. La Policía Nacional detuvo a Carlos Enrique Almeyda Flores de 48 años, quien es investigado por el presunto delito de violación sexual en de apenas 9 años. La intervención ocurrió el 17 de noviembre en un domicilio del centro poblado Santa Rosa, ubicado en el distrito de Chincha Baja.

Violación sexual

Según el reporte policial, la captura se llevó a cabo luego de recibir la denuncia y coordinar un operativo que permitió ubicar al sospechoso dentro de una vivienda del sector. Los agentes ingresaron y procedieron a su detención en flagrancia, trasladándolo de inmediato a la comisaría para continuar con las diligencias de ley.

La situación adquiere mayor gravedad debido a que Almeyda Flores ya cuenta con antecedentes policiales por un delito de la misma naturaleza, ocurrido en junio de 2015. Este antecedente será considerado dentro del proceso de investigación, aunque la responsabilidad penal deberá ser determinada por las autoridades judiciales.

Tras la intervención, la menor recibió atención médica y psicológica especializada, como establecen los protocolos para casos de violencia sexual en niñas, niños y adolescentes.

Graves estadísticas

En tanto, las niñas y adolescentes de la región Ica continúan siendo desprotegidas. Solo entre enero y agosto del 2024 se han registrado más de 500 denuncias de violencia sexual contras las menores de edad, quienes han sufrido actos contra el pudor, tocamientos indebidos, acoso sexual, violación sexual y otros.

Según el portal estadístico del Programa Nacional Aurora del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, en los ocho primeros meses del año pasado, se registraron un total de 551 denuncias de violencias sexual contra niñas y adolescentes en las comisarías del Centro de Emergencia Mujer y CEM Regular.

En la mayoría de casos, quienes interpusieron la denuncia son las madres de las menores, quienes ante las autoridades policiales pusieron de conocimiento el delito del que fueron víctimas sus hijas, ya que las menores también sufrieron daño físico y psicológico, que les ha dejado secuelas gravísimas en el desarrollo de la personalidad y su forma de relacionamiento que pueden persistir incluso a largo plazo.

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