están vinculadas a la actividad agropecuaria, un sector clave que combina agricultura y ganadería, y que representa una de las principales fuentes de empleo y dinamismo económico de la región. Gracias a su capacidad de generar valor, abastecer mercados y competir globalmente, nuestra región se ha consolidado

Desarrollo económico

Un ejemplo claro es el valle de Pisco, donde el cultivo de uva no solo abastece al mercado interno, sino que ha impulsado una cadena agroexportadora que emplea a miles de trabajadores en cosecha, empaque, transporte y procesamiento, dinamizando la economía local y conectando a Ica con los principales mercados del mundo.

“El agro no solo es vital por lo que produce, sino por lo que representa en términos de empleo y desarrollo territorial. Si fortalecemos la infraestructura hídrica, la tecnificación y el acceso a mercados, Ica puede liderar el crecimiento agroexportador del país en los próximos años”, comentó Franco Saito, economista de la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES).

De hecho, en nuestros campos se cultivan además productos de alta demanda como la uva de mesa, el espárrago, la palta, el arándano, el maíz y el algodón, que destacan por su calidad y volumen de producción. Estos cultivos son parte fundamental del portafolio agroexportador de Ica, llegando a destinos como Estados Unidos, Europa y Asia. Gracias a esta diversidad productiva, el agro iqueño se mantiene competitivo y en constante expansión, generando oportunidades concretas para el desarrollo regional.

“La diversidad de cultivos en Ica responde a condiciones agroclimáticas favorables y a una inversión sostenida en tecnología de riego y manejo agronómico. Esta combinación ha permitido que la región alcance altos niveles de productividad y mantenga una posición competitiva en el ámbito agroexportador. Además del valor en exportaciones, estos cultivos generan empleo intensivo en campo y planta, fortalecen las cadenas productivas y contribuyen significativamente al dinamismo económico regional”, explicó Saito.

A fin de continuar por la ruta del crecimiento en el sector, un desafío clave es la necesidad de impulsar la formalización. Miles de productores aún operan fuera del sistema formal, lo que limita su acceso tecnología y mercados más competitivos. Para revertir esta situación, se requieren mecanismos accesibles y orientados a resultados, que acompañen al productor en su tránsito hacia la formalidad. Acompañada de asistencia técnica y acceso a servicios productivos, la formalización puede convertirse en una herramienta clave para elevar la productividad y mejorar las condiciones de vida de toda la población.

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