diario de las calles iqueñas, hay una figura que se ha vuelto símbolo de coraje y perseverancia. Se trata de José Ricardo Flores, más conocido como el “Rambo de Ica”, un padre que ha convertido su dolor en fuerza y su esfuerzo silencioso

Padre coraje

Desde hace más de una década, José asume en soledad el cuidado de su hijo adolescente de 15 años con habilidades diferentes. La ausencia de la madre desde los primeros meses de vida del pequeño marcó el inicio de una lucha constante que lo ha llevado a trabajar de madrugada como reciclador y, durante el día, como vendedor ambulante.

Su jornada comienza a las 4:00 a. m. y muchas veces se extiende hasta la noche. Con cada bolsa que recoge y cada producto que ofrece, sostiene a su hijo, demostrando que el amor paternal no necesita adornos, solo constancia y entrega.

Aunque reconoce que el Día del Padre le remueve viejas heridas —fue abandonado por su propio padre cuando era solo un bebé— José no deja que el dolor lo venza. Ha creado un personaje popular en redes sociales: “Rambo de Ica”, con el que no solo entretiene, sino que también busca generar ingresos para su hogar.

Ahora, su pedido es sencillo pero importante: un micrófono. Con este equipo, espera poder realizar presentaciones callejeras y continuar llevando alegría al público, esta vez con un nuevo dúo: “Rambo y Rambito de Ica”.

Historias como la suya son recordatorios de que ser padre va más allá de un rol biológico. Es una decisión diaria de proteger, amar y no rendirse. José es uno entre muchos hombres que, lejos de los reflectores, representan la verdadera esencia de la paternidad.

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