Ayer se conmemoró los 28 años del terremoto que devastó la provincia de Nasca. El movimiento sísmico fue de magnitud 6.4 y se registró a las 11:59 de la mañana del 12 de noviembre del año 1996.
Desastre natural
El terremoto azotó el sur del Perú, y tuvo una duración de 1 minuto y 58 segundos y su onda expansiva se extendió hasta Ayacucho, Junín, Huancavelica, Apurímac y Cusco.
El sismo causó la muerte de 14 personas, dejando más de 560 heridos y 40 mil damnificados. Su epicentro se ubicó en el mar, a 135 kilómetros al suroeste de Nasca, generó unas 80 réplicas en las 24 horas posteriores.
Por el fenómeno natural, la mayoría de viviendas de adobe colapsaron y la calle fue el lugar más seguro para algunos habitantes, como los de San Juan de Marcona. Ellos se quedaron a dormir allí, provistos de cartones y frazadas. En la tarde, por vía aérea, empezó a llegar ayuda junto con las brigadas de Defensa Civil, la Cruz Roja y el Ministerio de Salud.
Pero un terremoto no es solo destrucción, es también incomunicación, oscuridad y, por supuesto, enfermedades. A tres días del sismo, diversos sectores de la población de Nasca, compuesta en su mayoría por niños, comenzaron a sufrir problemas respiratorios y cuadros de enfermedades diarreicas agudas, producidas por la falta de agua y el colapso total del servicio de alcantarillado.