Carlos Fermín Palomino Peña, de 75 años y conocido cariñosamente como “Zanetti” por sus vecinos del distrito de Subtanjalla, vive a la intemperie sobre un colchón viejo y algunas cobijas en la vereda de la calle Abrahán Valdelomar.
Desamparo total
Este adulto mayor, olvidado por sus familiares y desatendido por las autoridades, relata con tristeza que solo come cuando los vecinos le alcanzan algo. “Yo el día a día vivo por la voluntad de los vecinos. Si no me dan, me quedo así no más”, dijo entre lágrimas. Su historia refleja una dura realidad de abandono que muchas veces permanece oculta en las periferias urbanas.
A pesar de su situación, “Zanetti” no califica para acceder al programa social Pensión 65, ya que, según las autoridades, no se encuentra en condición de extrema pobreza. “Me han venido a ver y les he mostrado que vivo en la calle. Aun así, me califican como no pobre extremo”, denuncia con impotencia, rodeado solo de un par de zapatillas gastadas y la ropa que lleva puesta.
Vecinos del sector explicaron que el anciano quedó con secuelas luego de haber estado internado por COVID-19, lo que le impide trabajar o valerse por sí mismo. Por ello, solicitaron a las autoridades que se le otorgue un pequeño terreno donde pueda construir una vivienda digna y recibir el apoyo que por justicia merece.
El caso ha generado la indignación de los vecinos, que ahora exigen una respuesta inmediata por parte de la Municipalidad de Subtanjalla, el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS) y otros entes competentes. Aseguran que la indiferencia institucional solo prolonga el sufrimiento de una persona que debería estar protegida por el Estado.
Finalmente, vecinos pidieron a personas de buen corazón sumarse con ayuda solidaria, ya sea con abrigo, alimentos o algún tipo de asistencia, para que “Zanetti” pueda vivir sus últimos años con dignidad. Su caso, lamentablemente, no es único, pero sí un llamado urgente a la conciencia y acción de los iqueños.
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