La Red de Estudios para el Desarrollo (REDES) ha identificado que, al cierre del tercer trimestre de 2024, la producción de la región registró un incremento de 2.6%, impulsado principalmente por la actividad pesquera (34%) y el sector construcción (20,5%), de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
Especialmente en los puertos
El aumento del sector pesquero se debió principalmente a un mayor desembarque de especies marinas para consumo humano directo, especialmente en los puertos de Tambo de Mora y Pisco. En tanto, el sector construcción creció gracias a la ejecución de obras del gobierno regional, como la mejora del sistema hídrico de la cuenca del río Grande, y de proyectos del Gobierno Nacional, como la modernización de carreteras, infraestructura educativa, y obras para el control de inundaciones en las provincias de Ica y Pisco.
“Ica tiene un gran potencial en el sector pesquero, debido a que cuenta con cuatro puertos en su territorio. Este sector genera 4,206 empleos en la región, lo que permite mayores ingresos y bienestar para las familias. Además, el sector Construcción aporta 37,714 puestos de trabajo. Ambos sectores juegan un papel clave en el crecimiento económico de la región, mejorando la productividad y el bienestar laboral”, destacó Patricio Lewis, investigador de REDES.
Urge clima de confianza para impulsar sectores agro y minería
Si bien el desempeño general ha sido satisfactorio, no se puede pasar por alto que tanto la minería como la actividad agropecuaria no han mostrado resultados alentadores, a pesar de ser los dos principales motores de la economía regional.
El sector minería e hidrocarburos, la principal fuente económica de la región, experimentó una caída del 6.7%. Esta disminución se debió principalmente a la reducción en la extracción de cobre (-19.6%), así como en la producción de hierro (-5.6%). Además, se registraron descensos en metales como el oro (-16.8%) y la plata (-11.2%).
Además, según el Ministerio de Energía y Minas (Minem), las inversiones mineras en Ica entre enero y noviembre de 2024 registraron una disminución del 3.8% en comparación con el mismo periodo del año anterior, lo que implica una menor recaudación para el Estado.
Lewis afirmó que, para revertir este panorama, es fundamental crear un clima de confianza tanto a nivel social como político. Esta confianza es crucial para garantizar que los inversores no perciban un alto riesgo al invertir en el país, lo que permitiría atraer capitales y fomentar un ambiente de crecimiento económico estable y sostenible a largo plazo.
Por el lado del sector agropecuario, se registró una caída del 7.1% debido a una inferior producción de cebolla (-49.1%); espárrago (-19.5%), maíz amarillo duro (-18.6%) y arándano (-15.7%). El especialista señala que esto se debe a un intenso golpe de calor al inicio de la campaña agrícola, sumado a un déficit hídrico, ya que estos cultivos requieren grandes cantidades de agua.
“Es crucial implementar un plan de contingencia que salvaguarde la actividad agrícola ante condiciones climáticas extremas. Para lograrlo, es necesario fomentar prácticas agrícolas resilientes, mejorar la infraestructura de riego y capacitar a los productores en el uso de tecnologías avanzadas. Estas acciones no solo asegurarán la competitividad y sostenibilidad del sector, sino que también impulsarán la productividad y el crecimiento económico de la región”, afirmó Lewis.
Un marco económico nacional hacia 2025: Crecimiento y retos de estabilidad
Si observamos el panorama nacional, al cierre del 2024, la economía nacional estuvo impulsada principalmente por el aumento de la producción en sectores clave como la minería (1.8%), pesca (25.3%) y sus manufacturas destinadas a la comercialización (6.6%), lo que resultó en mayores exportaciones, según el Banco Central de Reserva del Perú.
Lewis indicó que el buen desempeño de la economía en 2025 dependerá de factores clave como condiciones climáticas favorables y un entorno político y económico estable. Entre los riesgos mencionados, destacó la inseguridad ciudadana, que podría afectar la estabilidad social y la inversión; los efectos climáticos adversos, como sequías o inundaciones, que pueden impactar la producción y el suministro de recursos; y las crisis políticas que generan incertidumbre y desconfianza.
Por el lado de Ica, la región se encuentra con un panorama prometedor. La minería seguirá siendo el motor de los ingresos, mientras que la agricultura será la principal fuente de empleo. Eduardo Ojeda, presidente de la Cámara de Comercio de Ica, destacó que el clima favorable y la rentabilidad de la región la convierten en un destino atractivo para el mercado internacional. Si se concretan proyectos de irrigación o el megapuerto en Marcona, Ica podría convertirse en un paraíso económico y aspirar a ser un hub industrial clave.
“Para impulsar grandes proyectos en Perú, es fundamental mejorar la estabilidad política, fomentar el diálogo social, garantizar un clima de mayor seguridad ciudadana y fortalecer la confianza en nuestras instituciones. El crecimiento económico regional está directamente relacionado con la mejora de la seguridad, un aspecto que debe ser replicado a nivel nacional para generar un ambiente propicio para el desarrollo y la inversión”, concluyó el especialista de REDES.
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